jueves, 29 de diciembre de 2011

Los reinos peninsulares en la Edad Media (II).

SIGLOS XI - MITAD DEL SIGLO XII.


  EL PROTAGONISMO DE NAVARRA.
A principios del siglo XI, el monarca navarro Sancho III obtuvo una importancia capital para entender por un lado, la culminación del desarrollo de los diferentes reinos cristianos hasta entonces, y por otro, explicar el origen de la deriva de los reinos de Castilla y Aragón, ejes fundamentales de la Reconquista. Durante su reinado, comprendido entre 1005 d.C y 1035 d.C, el soberano navarro logró anexionarse Castilla y ocupar la cidad de León, llevando la influencia de Navarra incluso hasta Ribagorza. Esa tarea de organización de sus diferentes posesiones a través de vínculos vasalláticos consumió prácticamente el reinado de Sancho III, quien se desentendió en cierta medida de la política exterior con Al-Andalus. Además, la introducción del rito cluniacense diferente al ritual litúrgico hispano tradicional le consagró como el primer rey europeo que adoptó dicho rito. La labor de Sancho III fue vital para la consolidación del Camino de Santiago como vía de peregrinación que vertebró la Europa medieval que hoy conocemos. A su muerte, Castilla quedó como reino independiente bajo el mandato de Fernando I, mientras que Aragón estuvo bajo el mandato de Ramiro I.

LOS REINOS INDEPENDIENTES: CASTILLA Y LEÓN.
Llegamos así a la existencia de los dos motores principales de la Reconquista peninsular. Navarra, por su enclave geográfico, vería su papel reconquistador reducido drásticamente hasta desaparecer, pues el avance y el ensanche de las fronteras de Castilla y Aragón cerraron su posible avance hacia el sur por el valle del Ebro. Esto obligó a Navarra a concentrarse en asuntos ultrapirenaicos, siendo habitual en las disputas territoriales entre Francia e Inglaterra mucho más adelante.
En el caso de Castilla, Fernando I impulsó la conquista de las tierras de la Extremadura. Os aclaro que cuando hablamos de Extremadura, no es de la comunidad autónoma actual o de sus límites. Extremadura procede del latín Extrema Durii, es decir, "tierras más allá del Duero". Como solía ser habitual en la Reconquista, los avances cristianos dependían de la coyuntura política de Al-Andalus. Superada la fase virulenta que había significado Almanzor y sus razzias de castigo sobre Santiago de Compostela o Barcelona, los reinos cristianos aprovecharon el momento vacilante de Córdoba tras el dictador. A la muerte de Fernando I la unidad de Castilla quedó en entredicho. Como solía ser habitual en los monarcas de tiempos atrás, el reino se concebía como parte del patrimonio del propio rey, y eso se traducía en repartos territoriales del reino entre sus descendientes. Exactamente, eso ocurrió con Sancho, Alfonso y Urraca, descendientes de Fernando I, quienes obtuvieron Castilla, León y la ciudad de Zamora respectivamente. La guerra civil se desató cuando Sancho pretendió la corona de León asediando la ciudad de Zamora, muriendo allí a traición. Esto precipitaría el acceso al poder de Alfonso, su hermano, quien aglutinó el reino en sus manos siendo rey de Castilla y León (y aquí podríamos citar la leyenda de El Cid y la jura de Santa Gadea de Burgos en la que renegó de servir a Alfonso VI). Una vez en el trono, Alfonso VI ejercería una labor impresionante en la Reconquista, avanzando la reconquista por el valle del Tajo y logrando la resonante toma de Toledo en 1085. Esto fue todo un hito para las armas cristianas. Se recuperaba la sede primada del arzobispado de Toledo y la antigua capital del reino visigodo. A pesar de la furibunda reacción de los almorávides, que se habían alzado con el poder de los reinos de taifas andalusíes, Alfonso VI conservó la posición toledana y eso fue fundamental para el posterior avance de la línea de frontera hacia el sur en el siglo XII.
Mientras tanto, en el caso de Aragón, Ramiro I retomó las campañas militares encaminadas a la Reconquista del Valle del Ebro, mientras que en los condados catalanes Borrell II tiempo atrás había conseguido la ruptura de los catalanes con los francos. Sin embargo, durante el siglo XI, los avances por el Ebro no obtuvieron grandes resultados. No sería hasta el siglo XII cuando Alfonso I El Batallador tomase la ciudad de Zaragoza en el año 1118 y ocupase Tudela y Tarazona.

Sello de Alfonso III de Portugal. Se puede
leer "Alfonso Hijo del Rey de Portugal
conde de Bolonia".
UN NUEVO REINO: PORTUGAL.
Alfonso VI, entre sus títulos, ostentaba ser rey de Galicia. Conforme la reconquista progresaba hacia el sur, cedió el condado de Portugal a su hija Teresa casada con Enrique de Borgoña. El hijo de esta unión, Alfonso Henrríquez, alcanzaría el trono y conseguiría la victoria frente a los almorávides en la batalla de Ourique en 1139 d.C. Con la puesta del trono portugués bajo el auspicio pontificio, el condado portugués se convertiría en el reino de Portugal con Alfonso Henrríquez como primer monarca portugués.
CASTILLA.


martes, 27 de diciembre de 2011

Los Reinos Peninsulares en la Edad Media (I)


El Beato de Liébana.
 Podría decirse que el temario de oposiciones de Geografía e Historia tiene varios temas estrella en cuanto a su dureza y los numerosos problemas que presentan al aspirante. No obstante, el tema referido a los Reinos Cristianos peninsulares puede ser el tema más árido para todos aquellos que estudien Historia (ya sea a nivel de oposiciones o de temario para algunas carreras colaterales como Filología Hispánica), ya que los numerosos nombres, cambios, fechas, años, períodos y sucesos que tienen lugar en la Edad Media española son similares al tallo de una bella rosa plagado de espinas.

Me llegaron varias peticiones vía email para escribir sobre los Reinos medievales peninsulares, y ciertamente, creo que no hay tema mejor para el frío invierno que estamos teniendo estos días. Así que preparaos.

DOS CONCEPTOS PREVIOS: RECONQUISTA Y REPOBLACIÓN.

La Reconquista es un término vilipendiado por gran parte de la historiografía políticamente correcta. Sin embargo, como ya sabréis, ese tipo de convenciones de unos autodenominados próceres apesebrados no van conmigo. La Reconquista es un concepto, un proyecto vital, que marcará la política de los reinos peninsulares desde muy tempranos tiempos tras la derrota ante los musulmanes invasores en el año 711 d.C. El ideal de restauración neogótico podemos encontrarlo plasmado en numerosas obras de los siglos VIII y IX d.C en la zona norte de España, especialmente en Asturias y Cantabria, en los manuscritos producidos por los monasterios que percibían la derrota frente al Islam como un castigo divino por la desidia de los visigodos y su pérdida de vigor. Esa pérdida del reino visigodo, más allá de mitologías y misticismos, es un motor del poder de los monarcas medievales para iniciar un lento proceso de Reconquista que llevará más de mil años, con constantes avances y retrocesos, idas y venidas, victorias y derrotas que culminarán en el año 1492 d.C con la conquista de Granada.

En base a la Reconquista y a su avance, la Repoblación sería un fenómeno consecuente e inmediatamente posterior que tenía lugar en las tierras recién conquistadas. El peso demográfico de las repoblaciones cristianas en las tierras arrebatadas al dominio musulmán era en cierta forma proporcional en los primeros compases de la Reconquista, pues eran vastas extensiones de tierras inhabitadas prácticamente y por tanto, eso hacía que fuera menos necesario un esfuerzo de trasvase de población desde los núcleos cristianos (Burgos, León, Oviedo...) a las nuevas tierras. Sin embargo, conforme la Reconquista alcanza Toledo y se introduce más allá de la submeseta sur, el proceso se hará algo más laborioso por la necesidad de consolidar firmemente el control de las nuevas tierras sobre la población musulmana que permanece en ellas a pesar del cambio de poder.

Sobre estas dos premisas básicas, podemos comenzar el estudio del devenir histórico de los reinos peninsulares. Vaya por delante que podéis encontrar materiales didácticos míos en el buscador de este blog o en www.docentedehistoriarecursos.blogspot.com que os pueden orientar según os desarrollo el artículo.




A) EL NÚCLEO ASTUR - LEONÉS.
EL REINO ASTUR.
La iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo
fue construida en el año 842 d.C cerca
de Oviedo.
Por contra de lo que se pudiera pensar, el fundador del reino astur no es don Pelayo (Pelagius, caudillo de origen hispanorromano que resistió a los islámicos en la batalla de Covadonga en el año 722 d.C), sino Alfonso I (739-757 d.C). Este monarca fue el responsable de reducir la presión musulmana sobre el norte al desplegar un conjunto de razzias o incursiones militares rápidas que permitieron arrasar las escasas poblaciones musulmanas que encontró a su paso y así establecer una tierra de nadie que a la par hizo funciones de cinturón de seguridad frente al Islam. De esa manera, se procedió al poblamiento de los valles cantábricos y a ampliar el reino astur hacia el este. Alfonso II (791-842 d.C) tuvo que reorganizar el reino, extendiéndolo hacia Galicia. Allí, el descubrimiento de los restos del apóstol Santiago permitió desarrollar un motor económico mediante la articulación de peregrinaciones religiosas que se mostraría con el paso del tiempo como algo fundamental en la historia medieval española: el Camino de Santiago.  Sin embargo, Alfonso III (866-911 d.C) sería el monarca que finalmente fijaría las fronteras del reino astur mediante la definición clara de la frontera del río Duero, que permitió aliviar las poblaciones en las montañas cantábricas trasladándolas a nuevas tierras de cultivo situadas más hacia el sur. Así, el reino astur consiguió sobrevivir convertido en el Reino Asturleonés o Reino de León, como prefiráis, como consecuencia de fijar la nueva capital en la antigua Legio o actual León. En dos siglos casi, los cristianos habían logrado establecer un reino de unos 70000 km2 arrebatado directamente de las manos del Islam.
CASTILLA.
El avance del reino astur y la existencia misma del reino de León tenía un punto débil muy claro. Situado al este, en el curso alto del Ebro, existía una ruta natural siguiendo el curso del río, que permitía a las tropas musulmanas realizar incursiones justamente por el flanco de las posiciones cristianas. Esto preocupaba enormemente a los monarcas leoneses, que procedieron a plantar toda una red de fortificaciones, castillos y torres en la zona comprendida entre Burgos, Logroño, Osma, Castrojeriz, San Millán de la Cogolla... para evitar sorpresas desagradables. Al mando de aquella zona fronteriza quedaba un Conde (el primero llamado don Rodrigo) que sometido a la voluntad de León, tenía como obligación coordinar la defensa y el poblamiento de una zona tan peligrosa como aquella, sujeta a continuas razzias enemigas. En ese territorio se gestó el reino más importante de la historia medieval española: Castilla.
La población de Castilla era especial. De origen montañés, el poblamiento era libre y con muchas ventajas políticas, sociales y económicas para que se estimulase el desarrollo de núcleos de población en una zona tan conflictiva. Era habitual alternar tiempos de guerra con otros de paz en aquella Castilla primitiva, y al no existir un grupo social de caballeros al uso, el desarrollo de la caballería de origen villano (es decir, integrada por pobladores del pueblo llano) creó un grupo social influyente en aquella especial sociedad. Era algo previsible que con el tiempo una franja tan vasta de territorio como era el condado de Castilla, alejada de León y con una organización política y social diferente de la de la capital, tuviese intereses en la independencia. Esto ocurrió finalmente durante el reinado de Ramiro II con el conde Fernán González, que tomó el poder de diversos condados (Burgos, Lantarón, Lara, Álava...) con el apoyo de la caballería villana. Esta independencia duraría hasta que en 1029 d.C, la línea sucesoria castellana masculina se agotara y pasase Castilla al control de Navarra.

B) LA ZONA PIRENAICA.
Esta franja de territorio geográficamente coincidía con la línea de los Pirineos. Establecidos al pie de las montañas, los núcleos de población de las actuales Navarra, Aragón y Cataluña se encontraban bajo la influencia del poder franco al norte y la presencia musulmana, especialmente, en el curso medio y bajo del Ebro. Esto marcó claramente las relaciones de poder existentes en base a grupos familiares que tenían el control de las exiguas sociedades que vivían bajo sus designios. Así, grupos como los Arista o Galíndez tendrán una importancia radical en estos primitivos núcleos. Además, los Banu Qasi, presentes en Tudela, encarnaron el papel de los renegados o muladíes que se convirtieron al Islam para conservar un gran poder, que en la zona de la que hablamos, era rival de los intereses de la mismísima Córdoba, capital de Al-Andalus.
EL NÚCLEO DE PAMPLONA.
La familia Arista lideraba las poblaciones vasconas situadas en el alto Ebro y en Roncesvalles, siendo siempre un peligro para los intereses de los francos carolingios (como ocurrió en el paso de Roncesvalles reflejado en la Chanson de Roland) o para los musulmanes. Con el apoyo de los Banu Qasi, conquistó Pamplona expulsando a la guarnición franca, pero poco tiempo después, aquella alianza precaria se quebraría. Los Arista buscarían el apoyo del reino Asturleonés. Alfonso III de León colaboraría para que Sancho García fuera el nuevo rey de Pamplona y a su vez, le ayudase en frenar los ataques musulmanes por el Alto Ebro hacia Castilla. De esta forma, desde Pamplona se dirigió la repoblación de territorios como Nájera o Arnedo, próximos a tierras castellanas, lo que trajo algunos problemas territoriales con los condes castellanos.
EL NÚCLEO DE ARAGÓN.
El papel de lo que sería Aragón con el tiempo era complicado. El reino de Pamplona cobraba cada vez más dinamismo frente a las influencias francas al norte de los Pirineos. La familia Galindo, al frente de la cual estaba el conde Aznar Galíndez, no conseguiría evitar que Aragón cayera bajo el influjo de Navarra. Sin embargo,esto no quiere decir que previamente a su anexión en el siglo IX d.C, Aragón no alcanzase episodios importantes, como la independencia religiosa de la sede primada de Toledo, lo que le permitió un estamento religioso libre de la tradición toledana como se puede ver en el monasterio de San Juan de la Peña y su congregación mozárabe. Finalmente, la línea aragonesa se cruzará con la navarra cuando Galindo II se case con la descendiente de García Sánchez de Navarra y así se incorporará al reino de Pamplona hasta 1035 d.C
Monasterio de Sant Pere de Galligants
en Girona.
EL NÚCLEO DE LA MARCA HISPÁNICA.
Como solía ser característico del modelo territorial desarrollado por Carlomagno, la Marca territorial tenía como función principal defender el núcleo franco original frente a posibles invasiones de pueblos extranjeros. Por ejemplo, existían marcas ideadas para defender el reino de Carlomagno frente a sajones, magiares, vikingos... y eso también incluía a musulmanes. Por eso, al sur de los Pirineos y enclavado en el amplio conjunto de la Septimania, la Marca Hispánica defendía la zona meridional del reino. La Marca Hispánica se organizaba en base a condados independientes (Barcelona, Gerona, Ampurias, Rosellón...) al mando de condes designados desde el trono carolingio.
Cuando el modelo carolingio se agotó, por la desidia de los descendientes de Carlomagno, tras los tratados de Verdún (843 d.C) y las posteriores capitulaciones (como la de Quierzy en 877 d.C), los condes de la Marca Hispánica obtuvieron vía libre para sus intereses políticos. Así, Vifredo el Velloso (o Vifred Il Pilós), señor de Barcelona, Besalú y Girona procedió a ocupar la plana de Vic repoblándola con el apoyo de la Iglesia, asentando así una línea fronteriza con Al-Andalus que permanecería sin apenas alteraciones durante dos siglos.


sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Navidad.

Otra Navidad más ha hecho acto de presencia a fines de este año. Las aulas quedan mudas y silenciosas, mientras las puertas permanecen cerradas, recordando que ha terminado el primer trimestre del curso 2011-12.

Hace ya seis años que empecé mi carrera como profesor, y sigue siendo la etapa del curso que más me gusta. Las Navidades son, más que ninguna otra festividad del año, una cuestión de emociones y de estado de ánimo. Por ello, os digo que las viváis con intensidad.

Sin embargo, para mi, este año, las Navidades han perdido brillo y no tengo dicho espíritu. He encontrado cosas muy interesantes y aprendido mucho, pero he perdido a personas importantes este año. Y sobre todo a ti, CPC.

Pasad una buena Navidad.

viernes, 16 de diciembre de 2011

lunes, 12 de diciembre de 2011

Theatre of Tragedy.

En la primavera del año 2003, caminaba por el Parque de Maria Luisa escuchando en mis walkman (qué tiempos aquellos) a un grupo que había descubierto en el pasado invierno. Era un grupo musical noruego, que tenía como característica un cierto toque medieval, con letras en inglés antiguo y tintes góticos. Una mezcla explosiva cuando tenías 20 años, eras estudiante de Historia amante de la Historia Medieval y de la música gótica. Ese grupo se llamaba Theatre of Tragedy, y el disco en concreto que más me obsesionó de ellos, fue "Aegis" que me valió como introductor a la discografía previa, mucho más barroca y progresiva en sus canciones.



Procedentes en su mayoría de Stavanger, Theatre of Tragedy fue el primer grupo de metal gótico que mezcló el género con una imaginería medieval y barroca que lo distinguió como pionero del subgénero del metal gótico neoclásico. La recurrencia a la literatura (a autores malditos como Baudelaire, Rimbaud, románticos, medievales o de terror como HP Lovecraft, Poe...), el gusto por las películas clásicas de terror ("La máscara de la muerte roja") y el arte romántico de Friedrich alimentaban una producción musical distintiva acompañada de una base metálica melódica sobria y efectiva que servía de fondo teatral a diálogos entres dos voces que representaban continuamente una obra magistral. Textos de cierta riqueza literaria, basados en adaptaciones de obras reconocidas de la literatura medieval y renacentista inglesa.

Recuerdo cómo me sorprendí cuando al buscar las letras por la red, estaban escritas en inglés antiguo y gaélico, fascinándome y obligándome a intentar traducirlas con poco éxito debido a la complejidad de los textos. Además, no sólo empleaban el inglés, sino que otros idiomas como el francés o el alemán eran habituales en sus textos. Por supuesto, olvidaros de encontrar mensajes como los de la música contemporánea comercial insustancial y burda. Los versos eran amplios y de desarrollo exquisito, sin estribillos fáciles (incluso podría decir que muchas veces eran inexistentes, pues no aportaban nada especial artísticamente hablando).

Por otra parte, la interpretación de las canciones era exactamente propia de un teatro, en el que la pareja central de actores era encarnada por los cantantes que tomaban escena uno como diablo o narrador (Raymond Ystvan) y otra como doncella o presencia fantasmal (Liv Kristine, bella entre las más bellas...). No era una interpretación diferida, entemdida como unas líneas llevadas a cabo por turnos con la otra pareja, sino que en ocasiones, se entrecruzaban entre sí mensajes diferentes que tenían una musicalidad especial y dotaban al conjunto de una gran belleza.


En el aspecto musical, destacaba la composición de Lorentz Aspen, pianista de conservatorio, que aportaba el toque decadente y melódico que flotaba sobre las pesadas guitarras de sus compañeros y la sección rítmica de Frode Hansen a la batería. Si queréis escuchar algo de este genial teclista, os recomiendo que echéis un vistazo a "And when he falleth" o "A distance there is...".



En el caso del álbum "Aegis", encontramos un Lp compuesto por títulos basados en personajes históricos, míticos o mitológicos de Roma, Grecia o Alemania con un nexo: todos eran mujeres. Así el primer tema, Cassandra, referente a la Guerra de Troya, nos traslada a la profetista, que bendecida por Apolo podía prever el futuro con certeza, pero maldita porque nadie creería nunca en sus palabras. Cassandra predijo el error que suponía dejar entrar el Caballo de Troya en la ciudad, así que imaginad qué disgusto.


Lorelei, combativa y enérgica, salta a nuestros oídos en el segundo corte del tema. Tiempo después para la musa de la representación del arte Aedea llega en el cuarto corte, después de Angelique. Volvemos al mundo clásico con Venus y Siren (quizás la canción con el estribillo más bello del disco, con una Liv Kristine que sobrevuela la nostalgia y melancolía de la sirena). El personaje histórico de la controvertida Poppea hace acto de presencia también el disco para encontrar por fin el corte 8 dedicado a las adoradoras del dios Baco (Dios del Vino) que entre muchos de sus actos está el destrozar a Orfeo cuando éste las rechazo por ser fiel a su malograda amada Eurídice. El bonus track del álbum "Virago" hace referencias a las mujeres guerreras de los tiempos clásicos.

Por tanto, un gran álbum del que quiero haceros partícipes.



lunes, 5 de diciembre de 2011

La Guerra de Guerrillas.

El término "guerrilla" forma parte del vocabulario inglés. Se refiere a un tipo de estrategia militar ligada al desarrollo de tácticas de combate por parte de un bando, que por su inferioridad militar y logística, busca neutralizar la superioridad del rival haciendo uso de las más diversas y variadas artimañas para lograr la victoria. En el mundo anglosajón, "guerrilla" se identifica con la guerra en las selvas sudamericanas, especialmente, a grupos militares o paramilitares con relaciones con el narcotráfico, especialmente.

El origen de "guerrilla" se encuentra en nuestro país, en los patriotas que lucharon contra la invasión francesa que se produjo en Mayo de 1808. En realidad, fue más bien producto de la desesperación y la improvisación, no resultaba del conocimiento militar riguroso. El carácter de la guerrilla hundía sus raíces en el mismo carácter del pueblo español de aquellos tiempos. Espoleado por el analfabetismo y el fanatismo, a la par que por la valentía y el arrojo, el pueblo, carente de un ejército competente que lo protegiese, tuvo que lanzarse a la defensa de su país espontáneamente y sin un mando único que lo coordinase. Por esta razón, las operaciones de la guerrilla tuvieron lugar a escala local, a nivel de aldeas, pueblos y comarcas.

¿Por qué la Guerrilla?
Tras su primera derrota en Europa continental, Napoleón tuvo que abandonar sus pensamientos iniciales de que la conquista de España sería algo fácil. Ingenuamente, el emperador había concebido que el pueblo español, harto del fanatismo clerical y de su atraso, fácilmente sería convencido para apoyar su causa. En base a esto, los cuerpos de ejército franceses que atravesaron los Pirineos estaban conformados por reclutas jóvenes que tenían en la invasión española su primera prueba de fuego real en una situación bélica real. La fama de la Grande Armée era tal que muchos enemigos se rendían antes de que ninguna bala se disparase, arrojando la toalla a las mínimas de cambio favoreciendo e incrementando así la leyenda del ejército napoleónico. Era un buen escenario para que aquella soldadesca imberbe se baquetease en la guerra.

Sin embargo, el revés sufrido en Bailén en 1808 fue inesperadísimo para Napoleón, quien tuvo que reorganizar la invasión de España trayendo hacia tierras peninsulares a tropas veteranas curtidas en las grandes batallas centroeuropeas. Procediendo a un avance en abanico desde los Pirineos, las tropas francesas cubrieron un mayor territorio y su poderío bélico fue silenciando todo el reino hasta dejar solamente Cádiz como última ciudad sin conquistar. Así las cosas, el maltrecho ejército español no era rival para el francés, por lo que la defensa recayó en el pueblo.

Métodos de la Guerrilla.
Como se puede leer en muchos testimonios de la época, la labor de la Junta Central de Defensa para organizar los suministros y municiones de armas era algo difícil de conseguir. Había que coordinar territorios lejanos entre sí mediante correos de postas, con el peligro de que fuesen interceptados por los invasores. Prácticamente, el reclutamiento de fuerzas era misión imposible y el peso tuvo que recaer en el pueblo llano.

Las tácticas empleadas por la guerrilla eran simples, pero efectivas. Sabedores de que no eran rival para un ejército como el francés, bien organizado y con gran experiencia, los españoles tuvieron que buscar alternativas. Los combates tenían que ser rápidos, efectivos y a escala local para una mayor coordinación de los guerrilleros. Las áreas de acción eran variables, pero siempre tenían como punto central un lugar situado en zonas poco transitadas. Ejemplo de ello sería la Sierra de Málaga, en la que los guerrilleros encontraban refugio de las tropas francesas. Los golpes, como os he comentado, debían ser muy escogidos, de manera que provocasen daño a la logística francesa. Ataques a diligencias, refuerzos o miembros del funcionariado francés en carretera era lo habitual.

Además, el hecho de poder atacar en cualquier momento en cualquier lugar nos traslada a un concepto de guerra total en lo que se refiere a la guerrilla. Quizás por primera vez, encontramos una guerra total comprendida como un sinfín de recursos y acciones militares independientes de convenciones militares tradicionales. No importa si es de noche, día o la hora de la siesta. Los ataques no cesan y procuran desgastar al enemigo física y moralmente.

No penséis que el guerrillero era un combatiente experto y bien armado. Guiados por jefes o miembros que tenían experiencia militar, los guerrilleros iban adquiriendo gradualmente las habilidades para la lucha. Por otra parte, muchos expertos, señalan que la guerra de guerrillas fue una guerra especialmente cruel y sanguinaria, ya que el armamento de los combatientes era muy rudimentario y básico. Hoces, cuchillas, guadañas, navajas de muelles...eran las principales armas de combate cuerpo a cuerpo mientras que a distancia poco más había que el trabuco. Era por tanto necesario una lucha sin cuartel en combate cuerpo a cuerpo. Como podemos leer en testimonios de la época, los requisitos para ser guerrillero estribaban especialmente en lo que el propio guerrillero podía aportar a la causa. Quien tuviese caballos sería jinete, quien lanza, lancero... Esto os indica el carácter humilde y popular de la guerrilla.

Otra cuestión que no podríamos pasar por alto radica en el efecto psicológico de las acciones de la guerrilla. Al buscar el ataque sorpresa y practicar el subterfugio, el enemigo del guerrillero se ve sometido a una presión psicológica constante todo el tiempo en todo lugar. El objetivo no puede vivir tranquilo, y aunque tome medidas drásticas mediante el terror indiscriminado de fusilamientos de poblaciones enteras (caso de zonas de la campiña sevillana), eso sólo implica que la situación empeore. El desconocimiento del área geográfica agrava la situación, pues no se conoce un lugar de origen al que poder atacar y así eliminar la oposición. En ocasiones, la guerra de guerrillas se asemejaba a luchar contra fantasmas.

Consecuencias de la Guerrilla.
Evidentemente, por muy efectiva que fuese este tipo de guerra, no servía para vencer o doblegar a un enemigo serio. Podía lograr grandes éxitos como cortar comunicaciones, provisiones... pero no era capaz de crear un vuelco de la situación. Hasta la llegada del apoyo inglés por medio del general Wellington y la reorganización escasa de las armas españolas, no podemos encontrar un cambio significativo en el signo de la confrontación.

No obstante, del fenómeno histórico de la guerrilla destaca claramente en el ámbito de sus consecuencias la repercusión en la conformación del ejército español tras la Guerra de Independencia. Finalizada la contienda, el ejército español procedió a una penosa reestructuración en todos los niveles, especialmente importante, en los mandos. Tened en cuenta que durante los tiempos del Antiguo Régimen, los mandos militares eran materia reservada para la nobleza, lo que descartaba del ascenso a escalafones más altos a militares de origen humilde. Poco importaba la preparación o la experiencia del militar, sólo su origen. Durante la Guerra de Independencia, muchos nobles abandonaron sus obligaciones procurando evitar la guerra y sus posibles efectos colaterales. Esa carencia de mando fue suplida de manera personal y espontánea por héroes de la guerrilla, como Espoz y Mina o El Empecinado, ambos campesinos e hijos de labriegos que acarrearon junto a otros más el peso de la defensa nacional. Al término de la guerra, estos nuevos mandos observaron con desagrado cómo Fernando VII procedía a la disolución de la guerrilla, a la par que se les mostraba hostil como poseedores de un mando que debido a su origen humilde no deberían detentar y sus simpatías al liberalismo.

Gracias a esto, con los vaivenes de la represión fernandina durante el Sexenio Absolutista (1814-1820) o la Década Ominosa (1823-1833), en el ejército caló el mensaje liberal. Conforme la política real fue haciéndose más errática y fallida en sus decisiones (sobre todo en la gestión de la emancipación de las colonias en América), el papel del ejército en la sociedad española fue aumentando. Espoz y Mina, claramente enemistado con el rey Fernando VII, tuvo que abandonar el país tras la vuelta del Borbón. Poco después colaboraría con otros mandos para apoyar el triunfo del pronunciamiento de Riego que daría origen al Trienio Liberal y la recuperación de la Constitución de 1812. Tras la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis que puso punto final al Trienio Liberal, El Empecinado tuvo que exiliarse a Portugal hasta perder la vida a manos de la represión fernandina a su regreso a España. El coronel Riego, protagonista del pronunciamiento de las Cabezas de San Juan, también encontraría la muerte en 1823. Estos casos demostraban bien a las claras que dentro del ejército español la oposición a la monarquía absolutista de Fernando VII que quedaba expresada en los pronunciamientos. Desde aquí encontramos las señales que justificarán el papel del ejército como guarda del liberalismo en España y salvador de la Patria durante el siglo XIX.

Por otra parte, no me gustaría concluir el artículo sin llamar vuestra atención a un detalle. Muchos tienden a denominar a los guerrilleros como bandoleros, pero eso es falso, aunque tiene conexión. Hubo parte de los guerrilleros que al cese de las hostilidades, se encontraron con una perspectiva desoladora: volver al campo a trabajar y vivir de manera desdichada, cuando años atrás, habían vivido del pillaje, el asalto y la violencia. Al no poder adaptarse a su nueva vida en paz, estos guerrilleros prosiguieron su vida en forma de criminales y ladrones, conocidos como bandoleros.

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