En el idioma inglés existen numerosas palabras en francés. Si pusiéramos un ejemplo, podríamos escoger la palabra “chance”, que es oportunidad tanto en inglés como en francés. Esto tiene su origen a que en el siglo XI, Guillermo el Conquistador, duque normando, conquistó Inglaterra a los sajones en la batalla de Hastings de 1066 para después realizar una profunda reforma que supuso entre otras cosas, la realización del primer catastro moderno: el Doomsday Book. Por tanto, podemos ver que la relación entre Inglaterra y Francia ha sido muy intensa a lo largo de la Edad Media, debido a su vecindad y a la importancia del Canal de la Mancha desde un punto de vista geoestratégico. En ese marco de relaciones, la Guerra de los 100 años fue uno de los capítulos más relevantes y famosos de las relaciones entre Francia e Inglaterra.
Las causas de la Guerra de los Cien Años no son derivadas de un solo tipo genérico de causas (es decir, política, económica o social), sino de una mixtura que entrelaza a éstas entre sí. Así pues podemos observar:
a) Política: Por un lado, encontramos un precedente en los enlaces matrimoniales de Leonor de Aquitania, hija del duque Guillermo X. Esta heredera llevaría consigo la titularidad de las tierras aquitanas, por lo que su matrimonio se consideró como algo muy importante. Por eso, en primer lugar, se casó con el delfín Luis, que a la postre sería conocido como Luis VII de Francia. Sin embargo, aquella relación no prosperó y en el año 1152, por petición de Luis VII, se concedió la separación del matrimonio. Al poco tiempo, Leonor de Aquitania se casaría con Enrique II Plantagenet de Inglaterra, llevando como dote Aquitania y Gascuña. Encontramos aquí la piedra clave sobre la que en los tiempos de la Guerra de los 100 años Inglaterra reclamará su derecho al trono francés. Aparte de esta cuestión, otras motivaciones políticas acaecerán más tarde, las cuales por su proximidad a los hechos que vamos a estudiar, serán más determinantes. En el siglo XIV, Francia había apoyado la causa escocesa liderada por Roberto Bruce, quien logró la independencia de Escocia. Sin embargo, a su muerte, dejó a su hijo David menor de edad, momento que Eduardo III de Inglaterra aprovechó para reclamar las tierras escocesas que finalmente dominaría, a excepción de las Highlands.
b) Económica: Eduardo III, para devolver “el favor” a Francia por su apoyo a los escoceses, el embargo de la exportación de lana a Flandes, lo que ahogaba las rutas comerciales francesas del norte y su producción.
c) Estratégica: Felipe VI de Francia decidió responder a lo anterior confiscando Gascuña al rey inglés. Éste, ante aquella argucia, acabó por reclamar formalmente sus derechos al trono de Francia y denunciar el vasallaje que había contraído con el rey francés y que ahora éste se negaba a cumplir como ordenaba la ley del vasallaje.
Como veis, las motivaciones política, económica y estratégica están íntimamente ligadas entre sí, y apenas se pueden separar para poder explicarlas.
Consecuencias de la Guerra de los 100 años.
a) Refuerzo de los Estados Nacionales y aparición del sentimiento nacional: a pesar de que los estados medievales de Inglaterra y Francia, sobre todo, eran una buena muestra de todo menos de fortaleza del poder central, se pueden percibir detalles que conllevarán al final un nuevo poderío de las instituciones centrales. Apareció cierta sensibilidad nacional o sentimiento de orgullo y pertenencia a una nación (eso sí, muy incipiente). Por ejemplo, en el siglo XIV, el francés dejó ser la lengua cortesana en Inglaterra, sustituida por el inglés.
b) Refuerzo de la monarquía: al finalizar la contienda, los reyes dispondrán de una mayor capacidad de acción, pudiendo designar los nobles más partidarios de sus medidas y creando así una nobleza cada vez más cortesana, acomodada a las ventajas que suponía estar cerca del rey.Por tanto, el desarrollo de las fórmulas autoritarias de la Corona conocerá al término de la contienda un notable aumento.
c) Pieza clave de la crisis bajomedieval: la Guerra de los Cien Años va a ser considerada como una de las grandes causas del desastre económico, político y social de la Baja Edad Media.
Socialmente, introdujo una época negra y oscura dentro del Medievo, el tan temido como “siglo XIV, el siglo más violento de la Humanidad”. Aunque esto supone una visión algo manipulada de la realidad (sobre todo si lo comparamos con la mortandad del siglo XX), tiene ciertos fundamentos. En primer lugar, porque la muerte, siempre presente en la vida cotidiana de la Edad Media, lo fue más aún. Se extendió por Europa un espectro de temor a cualquier tipo de contagio de un mal invisible que resultó demoledor y asesino. Casi una tercera parte de la población europea pereció a causa de la Peste Negra, declarada aproximadamente en 1348. Además, las guerras constantes conllevaron desastres económicos que afectaron a la producción agrícola (que un poco antes comenzó a dar síntomas de agotamiento al no poder abastecer al crecimiento demográfico generado durante la plena Edad Media). La población al no disponer de acceso al consumo de trigo como antes, sufrirá fuertes epidemias y hambrunas. Es por todo esto por lo que se desarrollarán los “Bailes de la Muerte”.
Como detalle de un momento cultural muy concreto, los Bailes de la Muerte fueron un motivo común en las manifestaciones de espiritualidad religiosa en aquellos tiempos tan duros. En literatura, se produjeron poemas y obras morales que trataban sobre la fragilidad de los seres humanos y el carácter inevitable de la muerte. En arte, podríamos citar que en numerosas pinturas murales realizadas en iglesias o conventos el tema iconográfico de tres esqueletos, con una leyenda que suele decir “Como yo soy así serás tú”, apareció para recordar a los espectadores sobre su condición mortal. La imagen de una hilera de seres humanos en corro en dirección a una tumba abierta fue otra serie iconográfica muy desarrollada. Pero quizás lo más llamativo. La Muerte se percibe como un ente vivo que, sin atender a la condición social de los individuos, los equipara a todos por igual a la hora de morir. Así se representa a reyes o Papas sin ningún tipo de pudor en algunas de esas temáticas artísticas, ya que ellos morirán también.
Por otra parte, el nuevo concepto de guerra que se puso en juego en el siglo XIV. Antes, las guerras medievales se dilucidaban en batallas campales en las que ambos ejércitos se enfrentaban entre sí. Ahora comenzará a lucharse en cualquier momento y lugar, independientemente de si son soldados los enemigos o niños, mujeres o ancianos. Se queman indiscriminadamente pueblos, se pasan a cuchillo poblaciones enteras sin piedad y se pilla botín sin contemplaciones. Además, el avituallamiento de los ejércitos, a pesar de que pudiesen estar regulados contractualmente por los capitanes con las poblaciones por las que pasaban los soldados y no por el uso de la violencia, arruinaba a los campesinos dejándoles sin recursos.
Sin embargo, hoy día los historiadores no suelen ver la crisis del siglo XIV como algo tan negativo, ya que consideran que fue el momento clave en el que se empezaría a construir la modernidad. Se basan en razones ya apuntadas antes, como el fortalecimiento de las monarquías nacionales y de sus instituciones, pero también en una nueva visión de la sociedad debido a la muerte. Me explico. En la población llana, el hecho de saber de que la muerte igualaba a todos al final, comenzó a sembrar una especie de mayor despreocupación por las reglas sociales de siempre y a procurar vivir más los días que estuviesen vivos de la mejor manera posible. Es por tanto el inicio de una mentalidad que favorecerá, a la larga, la potencia económica de un nuevo grupo social: la burguesía comercial.
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