domingo, 7 de febrero de 2010

La II Revolución Industrial (I): reflexiones iniciales.


Hace unos pocos días, Apple sacó al mercado su último adelanto tecnológico: el IPAD. Destinado a competir directamente con otros inventos en su campo, como el Kindle de Amazon, rompiendo el mercado de éste y atrapando a los potenciales consumidores de una tecnología que hasta ahora, si bien existía, no había llegado a los estándares que el producto de Steve Jobbs, presidente de Apple, ha conseguido. Por otro lado, Google ha sacado al mercado recientemente su Android, un nuevo móvil que será puesto a la venta por internet y con el que el buscador de internet procurará llegar a un mercado amplio en todo el mundo, intentando desbancar al IPhone de Apple.

¿Es una revolución todo esto que os he comentado ahora mismo? Pensemos, o recordemos, que el concepto de revolución consiste en un cambio brusco en un período corto de tiempo en el que se pasa de un estado A a un estado B. Realmente, la revolución, como revolución, en el aspecto de las nuevas tecnologías que os decía más arriba, no ha sucedido este año, ni hace diez. Sucedió cuando hace unos treinta años, tuvo lugar el desarrollo del primer PC, y apurando, a los primeros computadores que IBM desarrolló. Ahí sí que podemos encontrar una verdadera revolución...¿pero los casos del Ipad o el Android son muestras de revolución? No en un sentido estricto, ya que sólo continúan una dinámica de investigación, desarrollo y mejora de tecnologías ya existentes previamente. Pero no olvidemos que esos cambios que comportan son revoluciones que mejoran lo anterior. Y es por eso que hoy en día conocemos a nuestros tiempos como la revolución de las telecomunicaciones y la informática.

Cuando comencé a explicar a mis alumnos de 4ºESO qué era la II Revolución Industrial, hice hincapié especialmente en lo anterior. La I Revolución Industrial podría ser considerada como la verdadera revolución, como el chispazo que cambiará las estructuras económicas del Antiguo Régimen transformándolas en otras donde el liberalismo reordenará los modos de producción. Desde la economía, comenzarán a remodelarse otros órdenes de las vidas cotidianas de las personas de aquel tiempo, y por poner un ejemplo, el éxodo rural que romperá definitivamente con la preponderancia del sector primario en las nuevas economías europeas a cambio de un mayor protagonismo del sector secundario o industrial. Merced a esta primera revolución industrial, se descubren nuevas fuentes de energía, como el empleo del carbón (especialmente el carbón de Cocke descubierto por Darby) y el vapor (James Watt). Aparecen sectores industriales que tirarán de la economía, como la siderurgia, las empresas textiles y los transportes.

¿Qué aportará la II Revolución Industrial? Innovación y perfeccionamiento. Aún sin abandonar los logros anteriores (que sirven como base para los actuales), las fuentes de energía se ampliarán con la aplicación de la electricidad y la explotación del petróleo (y sus miles de derivados) que aún hoy día se siguen empleando. La industria avanzará, diversificándose. Ahora las industrias químicas, farmacéuticas o alimentarias comparten protagonismo con los leading sectors anteriores. Y en cuanto a la invención, aparece una mayor profesionalidad en los nuevos logros tecnológicos. El teléfono, la bombilla, la bicicleta, el telégrafo, la primera radio... son sólo algunos de los inventos que aún hoy día seguimos empleando en nuestro quehacer diario y que tienen su origen en hace unos ciento veinte años, aproximadamente.

Os pongo un anuncio muy bueno de Vodafone, para que os hagáis una idea gráfica de qué os he querido expresar en este artículo. ¿No es el móvil un desarrollo del teléfono que ingenió Alexander Graham Bell? ¿Es el móvil una auténtica revolución?

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