(a la izquierda, Islas Bermudas). La Europa de fines del siglo XIX se encontraba, en mayor o menor medida según sus regiones, en pleno desarrollo de la industrialización. De hecho, en algunos países, como Gran Bretaña o Francia, los avances técnicos y tecnológicos habían dado pie a que el proceso industrial iniciado en el siglo anterior tuviese tantas novedades que actualmente los historiadores se refieran a él como II Revolución Industrial.
Os preguntaréis el por qué vamos a hablar de nuevo de las revoluciones industriales, si estamos introduciéndonos en el imperialismo. La respuesta sería que ahí es donde se encuentra la razón primordial por la que se inicia esa carrera de las potencias industrializadas europeas hacia el exterior, en búsqueda de materias primas que pudieran garantizar la continuidad de la producción en sus fábricas. Por tanto, podríamos decir que desde Europa se tiene la percepción de que todo el mundo es simplemente un conjunto de recursos naturales y estratégicos que están a disposición de los europeos, quienes, confiados en su superioridad tecnológica, les hacía creerse con derechos suficientes como para imponer su poderío mediante creaciones de imperios.
(a la derecha, Islas Malvinas).Para que os ayude un poco, un ejemplo. Imaginad el juego de la silla musical. Hay cuatro sillas y seis personas que corren alrededor mientras suena la música, y cuando ésta desaparece, rápidamente toman su asiento. A la siguiente ronda, se elimina al que se quedó sin sitio y se quita una silla. Pues bien, los recursos en el mundo eran limitados (como las sillas) y los países europeos eran los participantes. El objetivo estaba en conseguir controlar y explotar dichos recursos, impidiendo que los demás países pudiesen hacer peligrar esto. El país que lograse dominar especialmente el tráfico marítimo, los estrechos y puertos, y disponer de un ejército poderoso y una eficaz Administración, sería el país que tuviese la primacía, obteniendo un peso específico en las relaciones internacionales a nivel mundial. Por ello, Inglaterra, a través del Reino Unido, será la potencia económica e industrial de fines del siglo XIX y principios del siglo XX hasta 1914.
Esto último es importante. ¿Qué puede tener en común Inglaterra con las Islas Bermudas o las Islas Malvinas, territorios situados a grandes distancias entre sí? Bien, fijaos en las imágenes de banderas. La enseña del Reino Unido o Union Jack, se encuentra repetida en ambas, lo que indica que tanto las islas Bermudas como las Malvinas se encontraban bajo el dominio inglés, conformando la Commonwealth o Imperio Británico.
PD: La bandera del Reino Unido, y no de Inglaterra, se llama Union Se compone de las cruces de los patronos de las islas Británicas, menos Gales: el aspa azul se refiere a San Andrés de Escocia, el aspa roja a San Patricio de Irlanda del Norte y la cruz roja la de San Jorge de Inglaterra.
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