Rafael fue considerado durante mucho tiempo el modelo de pintor a seguir, por su capacidad y talento tanto a la hora de la composición de sus obras, como el excelente manejo de los colores en su paleta y la definición del contorno de sus figuras, así como esa dulzura que se trasluce en las expresiones de éstas, recordando en muchas ocasiones a ese alma o "nous" que ya pudimos ver en las esculturas de Fidias en el siglo V a.C.
Aunque también fue arquitecto y encargado de dirigir las obras de San Pedro del Vaticano a la muerte de Donato Bramante, analizaré la obra del Rafael pintor. Lo primero que habría que comentar es que fue un artista con una enorme capacidad de síntesis y de asimilación de todo lenguaje artístico que le pudiese rodear en cualquier momento. Ya fuese con Il Perugino en sus comienzos por el equilibrio de sus obras y su sobriedad, o cuando llega a Florencia, con la influencia de otros dos grandes: Leonardo da Vinci o Miguel Ángel, Rafael va a demostrar una gran sensibilidad que va reflejar en sus obras habitualmente. De Leonardo da Vinci va a obtener un interés por el sfumato y los conceptos compositivos propios de éste, pero sin embargo, no va a asumir los modelos de perspectiva aérea ya que para Rafael era muy importante la definición del dibujo. De Miguel Ángel va a tomar también elementos épicos, titánicos, terribles, que va a esbozar en obras como las Sibilias de Santa María della Pace. Con estos datos, está claro que Rafael consigue una gran perfección en su trabajo debido a su incansable curiosidad y capacidad de asombro.
Rafael comenzó su carrera pictórica en la región italiana de Umbría, recibiendo el título de pintor en 1500 y estudiando en el taller de Il Perugino. Durante este período, en las obras de Rafael se puede apreciar la influencia de sus maestros en la forma de tratar los paisajes y las arquitecturas. Sin embargo, su consagración como artista ocurrirá en 1504, cuando se traslade a Florencia. Comenzará a tocar temas mitológicos ("Las Tres Hespérides", por ejemplo) y se verá influenciado por Da Vinci. Es en esta época cuando Rafael comienza una serie de Madonnas integradas en composiciones triangulares isóceles en paisajes suaves y lejanos. Comentemos por ejemplo "La Virgen del Prado", "La Virgen del Jilguero", "La Maddona del Gran Duque"... De un año antes de marcharse a Roma (1508), encontramos el Descendimiento que tiene un componente dramático que recuerda mucho al de Miguel Ángel.
Por encargo del papa Julio II y recomendación de Bramante, Rafael se encargará de tres "stanze" del Vaticano, para decorar sus muros. Rafael se consagrará como uno de los grandes por su manera de afrontar este reto de una forma decidida y convincente. Estas tres "stanze" son: la Estancia de la Signatura (1511-1514), la Estancia de Heliodoro (1511-1514) y la Estancia del Incendio (1514-1517), siendo esta última más bien un producto de los artistas que trabajaban en su taller. En estas stanze es donde Rafael vuelca sus señas de identidad: precisión del dibujo, control de las composiciones distribuyendo escenas y personajes de manera armónica y equilibrada, profundidad de la temática escogida y perfecta conciliación de temáticas clásicas con las cristianas.
En la Estancia de la Signatura encontramos quizás una de las obras más reconocibles de Rafael: "La Escuela de Atenas". Conviene decir que la Sala por completo está dedicada al conocimiento, haciendo mención a las disciplinas de la Teología, la Filosofía, la Poesía y la Justicia. En el caso de la Filosofía aparece "La Escuela de Atenas". En el centro de la composición, encontramos a Platón (caracterizado con el rostro de Leonardo) que señala al cielo haciendo mención al mundo de las ideas, mientras que a su lado, Aristóteles señala hacia el suelo, referiéndose al universo material. Así mismo, distintos personajes de su tiempo aparecen en la obra: Miguel Ángel da su rostro a Heráclito, Bramante a Euclides, Rafael en el extremo derecho del mural, Diógenes en la escalera, Pitágoras a la izquiera sosteniendo un libro sobre el que realiza cálculos, Hipatia de Alejandría justamente por encima de Pitágoras... Pero aparte del estudio de las figuras, no podemos descuidar analizar el perfecto conocimiento arquitectónico de Rafael, que demuestra a la hora de representar las arquitecturas de su cuadro, destacando la bóveda de cañón acasetonada que se extiende por la nave principal hasta el centro de la planta donde, como es habitual en el Renacimiento, encontramos una cúpula central. Además, comparando, podemos ver que con Rafael esa perspectiva cada vez más trabajada y experimentada desde tiempos de Fra Angelico, ha llegado a su cúlmen.
La etapa romana de Rafael fue muy prolífica. Realizó diez cartones desde 1514 por petición de León X para que se tejieran tapices con escenas de los Hechos de los Apóstoles. Pero también cultivó de nuevo la retratística: Julio II, La Fornarina, la Don a Velata....De nuevo, desarrollaría otra serie de Madonnas como la Madonna de Alba, la Virgen de la Silla, la Madonna Sixtina...
En 1517 recibe el encargo de realizar un gran lienzo que verse sobre la Transfiguración. Sin embargo, Rafael no pudo concluirlo ya que la muerte se lo llevó en 1520. Como nota anecdótica, comentar que Rafael tuvo una enorme fama en vida, lo que le llevó a tener enfrentamientos con Miguel Ángel, siendo ambos la luz y el día. De hecho, Rafael fue conocido como el Santo (Sanzio) por haber nacido un Viernes Santo (6 de Abril de 1483) y muerto otro Viernes Santo (6 de Abril de 1520), siendo enterrado en el Panteón de Agripa.
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