EL Renacimiento (II) Leon Battista Alberdi (1396-1472)

Tras Brunelleschi, y la revolución artística que supusieron sus nuevas apuestas arquitectónicas para todo el arte posterior, vendrá un período en el que se intentará establecer las bases del estilo creado, dotándole de unas características claras y precisas. En ese aspecto, Leon Battista Alberdi será el encargado de ello. Estudioso y erudito, escribirá un tratado de arquitectura que fuertemente influenciada por los cánones antiguos (no podía ser de otra manera) marcará las pautas a seguir. En su "De Re Aedificatoria", podemos vislumbrar la influencia de Vitruvio y su "De Architectura", el gran tratadista romano del siglo I a.C.

Como ya recogía "De Re Aedificatoria", Alberti expresa uno de los principios básicos: " Erijamos grandes edificios, de modo que podamos parecer magnánimos y poderosos a los ojos de la posterioridad". En esa dirección, Alberti deja clara la vertiente intelectual de la arquitectura, y que el arquitecto debe concebir el edificio, dejando su ejecución material a maestros de obras y albañiles. Comentar que Alberdi también dedicó su estudio a la pintura, en su otro tratado "Della Pittura" (1436), en la que recomendaba las nuevas directrices que debía seguir el arte pictórico para la belleza.

El comerciante Giovanni Rucellai contrató los servicios de Alberdi para que ideara su mansión. En el Palacio Rucellai, realizado entre los años 1446 y 1455 en Florencia, Alberdi solucionó los problemas que presentaba la fachada del palacio adoptando una solución inédita en un palacio: aplicó soportes en forma de pilastras que reproducción los tres órdenes clásicos de columnas de la misma forma que se había hecho en el Coliseo de Roma (dórico en el inferior, jónico en el medio y corintio en el superior). Por otra parte, señalar la fuerte influencia del Palazzo Pitti de Brunelleschi, visible en la solución del almohadillado como elemento decorativo de la fachada. Alberdi consideraba que la austeridad en la demostración del poder económico del propietario a través de su residencia era algo fundamental.

Sobre 1446, Alberdi terminó el Templo Malatestiano de Rímini, en la que podemos observar que la parte superior quedó inconcluso. De todas formas, está clara la influencia clásica, pues los arcos de medio punto de la fachada recuerdan de nuevo a los arcos del triunfo de época romana. Fijáós como de nuevo el artista apuesta por incorporar al muro exterior las columnas de orden corintio, y en lo que sería el arquitrabe de un templo griego, el diseño del entablamento.. En el caso del Templo Malatestiano, en su lateral, destacan las esculturas de tumbas en piedra. En este edificio, del que Pío II declaró que parecía hecho más para el culto al Diablo que para el de Dios, se encuentran las cenizadas de los antepasados de Segismundo Malatesta, las de éste, las de su amante Isotta y la de todos los artistas y nobles de su corte.

Sin embargo, quizás la obra que resume mejor el estilo de Alberdi sería Santa Maria Novella. En la parte inferior, podemos observar dos módulos cuadrados perfectos, que soportan un cuadrado más en la parte superior en el centro, que se une al piso inferior por medio de unos alerones con forma de voluta. De esta manera, el artista consiguió mostrar al exterior el interior basilical del edificio.

Quizás el latente paganismo del Templo Malatestiano hizo que Alberdi buscase una nueva forma de llevar el clasicismo a un edificio religioso. Así lo hizo en San Andrés de Mantua, en 1470. Allí, sobre un podio al puro estilo clásico, se levanta esta obra con una única nave coincidente con el arco del triunfo principal. En su planta, podremos observar que entre los contrafuertes se alojan las capillas donde se rinde culto a los Santos.