Este sábado hacía un maravilloso día soleado que invitaba a salir. El sol caía en un suave dorado sobre las lomas de la campiña sevillana, que con las últimas lluvias sorprendía a la vista con el verdor refulgente esmeralda de los cultivos al espectador. Mientras que en el horizonte, el aire desdibujaba en sfumato los límites de la vista, dotando al espectáculo de un aspecto soberbio, máxime cuando aproximándose, el viajante observa, en lo alto de un cerro, la figura majestuosa de un conjunto de edificaciones que vigila el paisaje: la Universidad y la Colegiata de Osuna.
Próximamente realizaré unos artículos sobre esta belleza ciudad sevillana, la antigua Urso, hoy Osuna.
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