Ante esto último, hay también múltiples posturas sobre si eso último es así o no. Más allá de las polémicas, que son alimentadas por las partes implicadas, es cierto que la acción del ser humano es un factor a tener en cuenta para analizar las relaciones entr
e el biotopo y la biocenosis en los últimos siglos. Además, como suele ser habitual, la opinión pública y publicada se centra en acontecimientos recientes, pero quizás un estudio más centrado en la lejanía de los tiempos, concretamente en la Prehistoria, podría aportarnos un nuevo punto de vista.
Si entendemos el deterioro del medioambiente como sobreexplotación y contaminación del medio físico, está claro que en el Neolítico no observamos dichos factores. Pero si tomamos como punto de partida la modificación del medio, la introducción de elementos exógenos al mismo ecosistema o la influencia del ser humano en la organización del espacio físico según los intereses de sus actividades económicas, encontramos que en tiempos neolíticos ya el ser humano modificaba el medio natural. Me refiero con esto a que el desarrollo de la agricultura implicó la selección de especies vegetales que daban unos rendimientos mayores a efectos alimentarios y la retirada de la cubierta vegetal previa, lo que permitió la realización de un espacio que en términos geográficos se conoce como espacio antropizado. Al mismo tiempo, la ganadería alteró el ecosistema existente en cuanto que el hombre aprovechó los recursos que representaban animales como la vaca, la cabra o la oveja, trasladándolas a los primeros núcleos de población para su explotación. Incluso una espe
cie de lobo fue susceptible de este cambio al que me refiero adaptándose y dando lugar al perro.
Por tanto, el ser humano, desde tiempos prehistóricos, ha influido en el medio físico, como una consecuencia directa del desarrollo de la actividad económica entendida como un conjunto de actividades enfocadas a la extracción de materias primas para la elaboración de bienes económicos que satisfacieran las necesidades del ser humano. En base a esto, para el hombre de aquel tiempo, aunque se encontraba bajo el dominio de los designios de la madre Naturaleza, no tenía ningún tipo de impedim
ento en desarrollar sus intereses. Por ilustrar este ejemplo, en la Hispania Romana, en Las Médulas, León, los romanos, tras recibir informaciones que indicaban la existencia de vetas de oro en aquellos montes, aplicaron la "ruina montium" o mecanismo por el que colapsaban los montes provocando su caída y así proceder a la explotación del oro.
¿Pero qué diferencia encontramos respecto de la Revolución Industrial?
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El término economía sostenible se basa en el uso de energías renovables centradas en el aprovechamiento de los recursos naturales como el sol o el viento (energías verdes). Confluye además con la sensibilidad ecologista que se originó a fines de los años 50 en Estados Unidos y que con el movimiento hippie conoció un auge decisivo. Sin embargo, estas energías no son baratas, y además, son insuficientes de todo punto para mantener el mismo nivel de vida que hoy día tienen las sociedades avanzadas. Sería cuestión, y éste es quizás el motivo por el que convenciones y decisiones internacionales sobre el medioambiente como el Protocolo de Tokyo de 1997 fracasan continuamente, reflexionar sobre si el modelo actual es realmente sostenible por más tiempo y si en vez de sostenerlo, sería necesario cambiarlo y orientarlo hacia un mayor equilibrio.
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