domingo, 7 de noviembre de 2010

El Concepto de España (VI).

Llegamos por fin a esta larga serie de artículos dirigidos a analizar la evolución histórica de la Nación española, su debatido concepto y las diversas posturas sobre su existencia que han existido a lo largo de los tiempos, y hoy día.

Con la muerte del general Franco, España se enfrentaba a una disyuntiva clásica: seguir con el régimen con la figura de un nuevo general o bien, iniciar un proceso de transformación democrático que consiguiera instaurar en España un auténtico sistema democrático en su historia. El problema en cuanto a lo que se refiere al concepto de España es que se consideraba, por una parte, que la llegada de la democracia daría alas a las pretensiones soberanistas de las regiones del Estado y un debilitamiento del sentimiento nacional, mientras que por el otro, se consideraba lo español como algo rancio, filofascista y anticuado.

Afortunadamente, la democracia consiguió establecerse en el país, gracias a la figura tan fundamental como menospreciada de Adolfo Suárez, quien desde dentro del régimen, operó complicadas maniobras políticas que consiguieron con el tiempo y esfuerzo precipitar los hechos a la muerte de Franco. En conjunción con un sentido del Estado casi inglés, Adolfo Suárez percibió claramente la necesidad de contar con todas las opciones políticas existentes para dar un espaldarazo definitivo a la democracia incipiente, por lo que legalizó el Partido Comunista. Este tipo de audacia poco habitual entre la clase política española hoy dia no era un asunto fácil, y menos en una economía como la española, que se enfrentaba allá por la segunda mitad de la década de los 70 a las consecuencias de la Crisis del Petróleo. Podríamos decir que el concepto de Estado y de nación de Adolfo Suárez prevalecieron y permitieron que España pudiera iniciar un camino por la senda de la modernidad y la seriedad de las democracias occidentales, gracias a la arquitectura de la Transición española, que ha servido y sirve como modelo para muchos observadores de otros países que estaban o están en procesos parecidos (Chile, Montenegro...). Hacía tiempo que España no exportaba nada nuevo al exterior en materia política.


El momento de mayor peligro para la democracia española se registró el 23 de Febrero de 1982, cuando en las Cortes, y al puro estilo de personajes como hemos visto antes como Pavía, irrumpió la Guardia Civil bajo el mandato del teniente Tejero. La intervención del Rey, Juan Carlos I, logró junto a la división de los mandos del Ejército el aborto de aquella intentona golpista. Esto, que fue un episodio de gran inquietud, fue una reválida por la que España demostró estar integrándose por la senda de la democracia. Años más tarde, en 1986, España ingresaría en la C.E.E, siendo país miembro junto a Portugal. Esto permitió que la economía española ingresase por sus baratos costes de producción y su abundante mano de obra, en un proceso de reconversión de todo su modelo económico, al que habría que sumar la llegada en forma de Fondos de Cohesión y Estructural (FEDER...) de un gran caudal de dinero que permitió emprender ambiciosos programas de construcción. Así, se iniciaron múltiples vías de comunicación que permitieron paliar el tradicional problema español de la cohesión territorial por medio de las comunicaciones. El año 1992 fue el año en el que España mostró al resto del mundo mediante la celebración de la Exposición Universal de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona una imagen moderna y dinámica, que arrastró consecuencias positivas inmediatas para nuestro país.

Sin embargo, todo esto que os comento sería la visión económica que en un país lógico traería prosperidad, y cuyos problemas serían los normales y saludables en un sistema democrático cualquiera. No sería completo nuestro análisis del concepto de España sin analizar antes la pieza fundamental del ordenamiento jurídico y territorial de España.

La Constitución de 1978 es hasta la fecha la carta magna que por más tiempo se mantiene en vigencia en la historia española. No es una Constitución perfecta (si es que se diera el caso que hubiera alguna), pero estableció un marco legal que inspirado en principios y lo más posiblemente ecuánime (obedeciendo al clima político de la Transición) es la referencia de la vida cotidiana de los españoles.

Artículo 1.
1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
3. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.
Artículo 2.
La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.


Como podéis observar, en el artículo 2, se contempla la indivisibilidad de la nación española y ofrece el principio del Estado de las Autonomías. En atención a las "realidades históricas" existentes en España, la Constitución ofrecía una posibilidad para que las regiones de España pudieran constituirse como Comunidades Autónomas y configurarse mediante Estatutos en su ordenamiento interno derivados de la Constitución (lo que obligaba a respetar los principios fundamentales de la Carta Magna). Por esto, en los últimos años, las regiones españolas soberanistas, como Cataluña o País Vasco, han iniciados desde sus élites políticas independentistas o autonomistas procesos de diferenciación respecto del Estado Español apoyándose en principios como la finanación intercomunitaria, caballo de batalla siempre cuando los jefes políticos de las Comunidades Autónomas se reparten los fondos del Estado dedicados al mantenimiento de la arquitectura autonómica. Así, el Plan Ibarretxe (año 2004) contemplaba la posibilidad de un País Vasco como Estado independiente asociado a España, o la polémica del Estatuto de Cataluña (2006) y la consideración de si Cataluña era una Nación que dio lugar a polémicas interesantes sobre si España era una "nación soberana" como se recogía en la Constitución de 1978 o si bien, era una "nación de naciones", como comentó el presidente actual.

Lo cierto y verdad es que si bien el sistema de las Comunidades Autónomas era una vía intermedia entre el centralismo de Madrid y el federalismo, con el tiempo, el sistema ha ido degenerando hasta la actualidad, siendo hoy objeto de debate económico muy acalorado por cuanto el sistema de financiación que emanan de los Presupuestos Generales del Estado y las partidas presupuestarias de éste posee deficiencias serias en cuanto a eficiencia y ahorro (como expresó recientemente el presidente del Banco de España).

Actualmente, España está configurada en base a 17 Comunidades Autónomas y 2 Ciudades Autónomas (Melilla y Ceuta).

¿Y el futuro?.


Un historiador se preocupa por el pasado, lo estudia, interpreta y llega a una conclusión. También procura comprender el presente, analizar sus raíces históricas y así entender los aspectos claves de la sociedad y la civilización en la que vive. Sin embargo, el futuro, es una nebulosa demasiado complicada como para aventurarse a definirlo. Sin embargo, el historiador dispone de instrumentos basados en la cambiante realidad que le pueden hacer considerar diversas opciones por las que pueden discurrir los acontecimientos.

Ciertamente, la concepción de España está sometida a un fuerte debate, aún más por la crisis económica por la que pasamos. La actuación del Gobierno central y su política territorial actual somete a debates continuos la entidad de la Nación española, y su incapacidad para tomar decisiones y directrices sólidas, efectivas y unidireccionales otorga un amplio margen de acontecimientos que podrían ocurrir. La asunción de cada vez más competencias por las Comunidades Autónomas llega en ocasiones incluso a afectar a principios recogidos en la Constitución de 1978 tales como la diplomacia o la gestión de aspectos claves como la gestión de aguas o el tráfico aéreo, ya sea de manera directa o indirecta. Así mismo, la instrumentalización política del concepto de España, junto a la indolencia de la sociedad española, ofrecen continuamente una imagen de debilidad, transformación y relativismo que en nada contribuyen a mejorarla. El último incidente por la integridad del suelo español tuvo lugar en el ridículo episodio de la Isla Perejil, que reflejó en la misma sociedad española dos vertientes, dos Españas: dejar aquel gesto de Marruecos de posesionarse de una propiedad española sin respuesta o bien, considerarla como una agresión casi precedente de una invasión.

Sin embargo, el aspecto más trágico de España es haber olvidado, fruto de la prosperidad y el desarrollo económico, su propia realidad y su historia. Nadie recuerda ya que España durante los años 80 disponía de una economía y un mercado laboral similar a los de los países del Este como Rumanía o Bulgaria en la actualidad. Nadie fue consciente desde cualquiera de los Gobiernos de la democracia de crear un tejido industrial y labora lo suficientemente rico con las ayudas europeas para dotar a nuestro país de una competencia productiva lo suficientemente fuerte como para garantizar su prosperidad más allá. Todo lo contrario. La especulación y la tan desgraciadamente famosa "cultura del pelotazo" hicieron de la sociedad española una sociedad terciarizada económicamente que depende del exterior para su desarrollo. Eso, realmente, es lo que configura un Estado, una Nación. Debido a este clima de indolencia, España afronta una crisis económica con casi cinco millones de parados, con un mercado laboral reformado claramente negativo para el trabajador, una incapacidad manifiesta de iniciativa empresarial en el marco de la ausencia de ayudas efectivas y rentabilizadas del Estado y un panorama cultural desolador. Un país con un sistema educativo fragmentado en diecisiete subsistemas diversos, basado en un igualitarismo sectario que fomenta esa mediocridad que hoy día podemos observar encendiendo la televisión.

En fin, espero que esta serie de artículos sobre España y su evolución histórica os hayan sido de provecho e interesantes. Os dejo de nuevo con los magníficos actores de Mundoficción, que bajo la sorna y la guasa sevillana, dejan caer un discurso desolador y mordaz de la realidad de nuestro país.

No hay comentarios:

Blog Archive