miércoles, 5 de mayo de 2010

El Futurismo (II)

Siguiendo con el tema que dejamos ayer en su primera parte, el futurismo, como quedó claro, fue una tendencia intelectual que proclamaba el desinterés e incluso desafección por lo pasado a favor de una inmediatez en el presente, tan fugaz como el amor por la rapidez y el vértigo que los futuristas tanto profesaban. Es por esto que dentro de algunos de sus proyectos se barajase la posibilidad de destruir la ciudad de Venecia para crear un puerto militar, arrasando todas las obras de arte existentes y refundándola con edificios del nuevo estilo arquitectónico. No solamente en Venecia. Otras ciudades fueron observadas de la misma forma por los ojos futuristas y sus principales representantes.

El Futurismo y el Fascismo.
Uno de los aspectos más controvertidos del futurismo consistió en sus devaneos con el fascismo de Benito Mussolini. Ciertamente, los presupuestos fundacionales que Marinetti presentó en su "Manifiesto futurista" coincidían claramente con los del fascismo. De hecho, el futurismo contempló la posibilidad de crear un nuevo partido político en Italia hasta que Marinetti conoció a Benito Mussolini en 1915. ¿Pero cuáles aspectos hicieron posible este acercamiento entre ideología y pensamiento?

a) Odio a la burguesía: el mundo actual, acomodado y acomodaticio, la concepción del mundo como un lugar donde el progreso y el desarrollo han quedado congelados por la consecución de los ideales burgueses, choca de frente con los ideales revolucionarios del futurismo, de la misma manera que la exaltación de los valores de acción y revolución del Fascismo frente a la decadente sociedad burguesa capitalista.

b) Odio al Parlamentarismo: las cámaras de representación no son más que formas derivadas del modo de vida burgués en cuanto a política se refiere. Lo importante, que hace coincidentes al fascismo y al futurismo, es la figura de un personaje que lleve a la sociedad hacia adelante.

c) Totalitarismo: el control total de la sociedad en todos los niveles (político, social, cultural y económico) que el fascismo predicará por medio de Benito Mussolini concordaba exactamente con la visión del futurismo, en el sentido de la insignificancia del individuo frente al Estado. Ejemplo de ello serían los proyectos urbanos ideados por Antonio Sant'elia, que se basaban en grandes edificaciones anónimas que harían desaparecer el paisaje y que harían a los individuos como meros elementos decorativos sin ningún tipo de paisaje.

Las relaciones de Mussolini y Marinetti fueron intensas. De hecho, el creador del futurismo integrará las listas del PNF (Partido Nacional Fascista), tomará parte en reuniones, conferencias y manifestaciones de éste, mientras que Benito Mussolini apoyaría al artista hasta el segundo congreso del PNF. A partir de ahí, la separación entre ambos fue evidente cuando el futuro Duce comenzó a percibir a los futuristas como una pandilla de autores peligrosos que podían hacer peligrar el estado moral del futuro Estado Fascista.

La Pintura Futurista.
Umberto Boccioni (1882-1916) se caracterizó por tomar del arte cubista algunos principios como la fragmentación de la realidad existente, arrancándolo de cualquier forma de contextualización espacio temporal y centrándose exclusivamente en las formas. Sin embargo, añadió lo que podríamos considerar principios propiamente futuristas: dinamismo (de esto proceden sus obras "Dinamismo de un jugador de fútbol" o "Dinamismo de un ciclista") e interés por el movimiento. De esta forma, se pueden apreciar en sus obras elementos pictóricos que por su distribución, contribuyen a la sensación de movimiento. Esto también podríamos comprobarlo en su obra "Elasticidad".

Giacomo Balla (1874-1958) tomará una vertiente más impresionista en su trabajo, destacando por un puntillismo que de nuevo, persigue la sensación de movimiento. Así aparecen obras como "Paseo del perro", "El Vuelo de la Golondrina" o "La niña en el balcón".

La Arquitectura futurista.
Esta disciplina artística fue la gran asignatura pendiente del movimiento futurista, y desde un principio, Marinetti se esforzó por buscar arquitectos procedentes de las nuevas escuelas de diseño que lograsen aplicar los principios del futurismo a las construcciones. Especialmente, el urbanismo fue el tema estrella que fue revisado por diferentes arquitectos técnicos.

Destacan aquí Antonio Sant'Elia (1888-1916) y Mario Chiattone (1891-1957). En el caso del primero, percibía la ciudad como un organismo que evolucionaba en función de las generaciones que la habitaban, de sus gustos y necesidades. Ese desarrollo entroncaba a la perfección con la idea futurista del desarrollo tecnológico aplicado a la vida cotidiana, como triunfo de los tiempos modernos. Podríamos también decir que Sant'Elia concebía la ciudad como nosotros hoy día pensamos que debería ser la ciudad del futuro: pasarelas volantes metálicas que comunicarían los edificios entre sí a diferentes alturas, niveles y niveles de subsuelo desde cuyas profundidades arrancarían las estructuras de altos rascacielos de hormigón y acero... En resumidas cuentas, en la película "Metrópolis" encontraríamos un buen ejemplo del modelo de ciudad futurista. Mario Chiattone, por su parte, apuntala las ideas de Sant'Elia, ahondando en los aspectos apocalípticos de estas ciudades futuristas que eran eminentemente, deshumanizadoras.

Escultura Futurista.
En este caso, es curioso ver la unión entre la plástica pictórica y escultórica que se esbozó en el futurismo. Boccioni y Balla aplicarán sobre los materiales de escultura la intención de que partiendo de un núcleo, dispersar las formas hacia el espacio, rompiendo las líneas envuelven la escultura recreando la sensación de movimiento en el espacio. En este sentido, citemos la obra de Boccioni "Formas Únicas de Continuidad en el Espacio".

No hay comentarios:

Blog Archive