martes, 23 de marzo de 2010

La I Guerra Mundial: consecuencias (II).

Al término de la I Guerra Mundial, los dirigentes de los países involucrados celebraron una serie de conferencias de paz encaminadas a sentar las bases del nuevo orden que imperaría en Europa durante los años venideros. Estas "conferencias de paz" serían percibidas por los países vencidos como humillaciones y formas de revancha soterradas bajo terminología pacifista, mientras que en el caso de los vencedores, una oportunidad de afianzar su poder.

Las potencias involucradas en la I Guerra Mundial se reunieron, en mayor o menor medida, en París en 1919. Durante los próximos días, se realizaron diferentes tratados entre vencedores y vencidos que fijarían entre muchas otras cosas, nuevas demarcaciones territoriales y sanciones e indemnizaciones en conceptos de daños de guerra.

El Tratado de Versalles.
El 28 de Junio de 1919 se firmó el tratado de Versalles, por el cual Alemania refrendaba la paz con los países que la vencieron (Francia entre ellos). Justamente en el Salón de los Espejos donde casi hacía medio siglo se proclamó la nación alemana tras la guerra francoprusiana tuvo lugar la suscripción de dicho tratado, por lo que el simbolismo del Tratado de Versalles ya dejaba entrever claramente la filosofía que lo había inspirado: el revanchismo. Clemenceau, presidente de la República Francesa, rebosaba de resentimiento hacia Alemania, acusándola de comenzar la guerra, por lo que no era de extrañar que su participación en las jornadas de Versalles fueran especialmente dirigidas a hacer pagar al país alemán todo el daño causado. Por esto, las negociaciones fueron más bien imposiciones a Alemania, que política, social y económicamente estaba destrozada. De hecho, para remarcar mejor esto, en la prensa germana, las resoluciones de Versalles fueron descritas con una palabra: "diktat" o imposición. Francia se resarcía con saña no sólo de lo ocurrido durante los últimos cuatro años, sino de todo lo acontecido desde 1871.
Consecuencias del Tratado de Versalles:
-Reducción del número de efectivos del ejército alemán y de la duración de su servicio militar.
-Imposibilidad de tener artillería, aviones, submarinos...
-Pago durante 30 años de reparaciones de guerra en dinero y especie.
-Alsacia y Lorena, regiones económicamente consideradas como motores mineros e industriales en el corazón de Europa, pasan a estar bajo control francés.
-Se escinde Alemania de sus orígenes prusianos. Para ello, se cede a Polonia Posnania y se crea un corredor territorial cuya ciudad más importante es Danzig. A partir de este momento, "el corredor de Danzig" será una pieza clave para controlar a Alemania.
-Las colonias alemanas por el mundo serían repartidas entre los vencedores, que integraban la SDN, organismo que a priori, sería el encargado de administrar estas antiguas colonias alemanas. Bajo ello, Francia, Inglaterra y Japón se lucrarían con estas nuevas posesiones.

Pero quizás la mayor consecuencia de todas no tuvo lugar en 1919 ni en los años inmediatamente posteriores. Habrían de transcurrir casi diez años cuando precisamente, las condiciones tan duras y revanchistas del Diktar permitieron el ascenso del totalitarismo nazi, que había explotado ampliamente las conclusiones de Versalles para reforzar su poderío ante el electorado. Eso, a su vez, condujo, sin dudas, a la II Guerra Mundial.

Otros tratados.

Austria también suscribió el tratado correspondiente en la ciudad de Saint-Germain. Y bajo la inspiración del presidente estadounidense Woodrow Wilson y sus "Catorce puntos" de 1918, fue literalmente desmenuzada en nacionalidades más pequeñas que a la postre se mostraron inestables y generadoras de más problemas y conflictos en Europa. Austria-Hungría había sido un imperio multinacional, que englobaba a diferentes nacionalidades actuales, desde Hungría hasta Croacia, pasando por Eslovenia y las Repúblicas Checa y Eslovaca actuales. El primer paso consistió en dividir Austria de Hungría, y el segundo, conceder la autodeterminación a los pueblos eslavos que poseía.

Hungría, una vez escindida de Viena, suscribió otro tratado, el de Trianon, en virtud del cual perdía territorios beneficiando a Checoslovaquia, Yugoslavia y Rumanía, perdiendo al mismo tiempo su única salida al mar, situada en el Adriático: Rijeka o Fiume. Es importante esto. En Italia, precisamente, Fiume era una de las reivindicaciones que se pedían como premio por haber ayudado a la Entente a fines de la guerra. Sin embargo, esa petición no fue atendida y creó un movimiento nacionalista, precedente del fascismo, llamado "irredentismo".

Bulgaria, en Neuilly, también fue procesada. 400 millones de dólares en concepto de indemnización, reducción drásticas de sus fuerzas armadas y la cesión de territorios a Grecia y Yugoslavia fueron las cláusulas que se contemplaron en dicho tratado el 27 de Noviembre de 1919.

El Imperio Otomano, según el tratado de Sévres, se vio obligado a dividir muchos de sus territorios en múltiples estados, como el Reino de Hejaz (Península Arábiga) y la República de Armenia. Además, las potencias europeas lograron expulsar de Europa al Imperio Otomano, limitando su presencia hasta Estambul, lo que supuso que Grecia (Esmirna) como Italia (islas del Dodecaneso) fueran las más beneficiadas. Por supuesto, el Imperio Otomano fue objeto de fuertes sanciones económicas y militares.

La Sociedad de Naciones (SDN).
Concordando con el espíritu de los pensamientos de Wilson, se procedió a la creación de una institución de carácter internacional con una gran ambición en sus objetivos que con el tiempo, se mostró inútil. La Sociedad de Naciones tuvo su sede en Ginebra, y se compuso de dos organismos, la Asamblea General y el Consejo.

La Asamblea General en un principio se componía de los países vencedores y sólo algunos países vencidos podría lograr introducirse en ella en función de sus méritos. Además, uno de los grandes errores fue que dentro de la SDN no estuvieron presentes ni Alemania ni la Rusia de Lenin, aparte de EE.UU. Así pues, las resoluciones y acciones que tomase la SDN no tendrían ningún peso específico, porque Gran Bretaña y Francia eran potencias decrépitas sin fuerza en la escena internacional.

El Consejo estaba compuesto por Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón, más otros cuatro miembros elegidos periódicamente de la Asamblea.

Se suponía que la SDN tendría por objetivo fundamental velar por la paz en el mundo y propiciar la concordia entre los países, pero la realidad fue otra bien distinta. Fue una organización carente de apoyos efectivos y muy dada a ideas que sin hechos, eran utopías. Ningún país integrante renunció a su soberanía, y la SDN no tenía ningún tipo de capacidad legal para poder intervenir en casos que así lo requiriesen. El no disponer de fuerzas militares hacía imposible que la SDN tomara alguna medida más allá de la reprobación moral sobre los que infringiesen sus principios. Por parte de los vencidos, la SDN aparecía como un instrumento más de los vencedores para hacer su voluntad bajo una fachada de legalidad internacional sin ningún tipo de prestigio.

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