martes, 16 de marzo de 2010

La I Guerra Mundial: consecuencias (I).

Con estos dos próximos artículos, concluiremos el ciclo que inicié hace unas semanas referentes a la I Guerra Mundial. A lo largo de estos días, hemos analizado las causas, el desarrollo, algunas grandes batallas registradas y, ahora, las consecuencias.

Las cifras de muertos sobrepasaron a todas las conocidas con anterioridad. Unos nueve millones de muertos eran números dignos de una pesadilla, y bajo un análisis frío, una consecuencia lógica de la capacidad, incluso aplicada a la guerra, de la industria. Anteriormente, las cifras de muertos podían ser elevadas, pero a duras penas podían aproximarse a las bajas de la I Guerra Mundial. Sólo el siglo XIV, considerado tradicionalmente el siglo de la muerte por la Peste Negra y la Guerra de los Cien Años, podría considerarse un precedente válido, ya que en aquellos tiempos, las luchas se ampliaron no solamente a los campos de batalla, sino que también se extendieron a las áreas donde la población civil residía. Sin embargo, en esta ocasión, el empleo de la tecnología al servicio de la destrucción se cobró un gran número de víctimas. Los países con un mayor volumen de bajas fueron Alemania, con cerca de los dos millones de muertos, seguida por Rusia, con un millón seiscientos mil y Francia, cuya cifra giraba en torno al millón doscientas mil personas.

Los heridos y mutilados en cuanto a números rivalizaban con los de los muertos. Muchas personas sobrevivieron al conflicto, pero con un gran coste. Numerosos seres humanos quedaron impedidos de por vida al perder miembros de su cuerpo, o por contraer enfermedades contagiosas producto de la miseria, la vida en el frente o el empleo de las nuevas armas (como el gas). La gran tragedia estribó principalmente en la posguerra, cuando muchas de estas personas, en su situación, tuvieron que bregar con la difícil situación económica de carestía y escasez. Esa miseria fue el caldo de cultivo ideal para el desarrollo de epidemias, puesto que los organismos ahora menos fuertes, no podían resistir de igual manera. Así, encontramos un fuerte brote de gripe en 1918, que llevó a la muerte a muchas personas.

Demográficamente, los países que se vieron involucrados en la guerra perdieron una parte importante de sus efectivos situados en la población adulta joven, precisamente, en las franjas de edad más fértiles y capaces de asegurar la reproducción. Eso se tradujo en las pirámides de población de países como Alemania o Francia como entallamientos importantes en esos grupos de edad, que se continuarán hasta hace relativamente poco, cuando estas personas empezaron a desaparecer. La pérdida de población joven no debemos enfocarla desde un punto de vista de la reproducción, sino también de la economía. Muchos hombres abandonaron sus puestos de trabajo en las fábricas, siendo sustituidos por las mujeres, que fueron empleadas en el campo del armamento. Así mismo, la población activa superviviente a la guerra tuvo que afrontar mayores gastos para tirar de la abundante población pasiva de a posguerra. El coste económico en la guerra fue enorme, a nivel macroeconómico. En el caso del Reino Unido o Francia, los préstamos concedidos por EE.UU y las compras por alto valor de material bélico aumentaron el endeudamiento público, lo que supuso, terminada la guerra, años de dependencia industrial con el país norteamericano y el pago de los intereses y el capital adquirido por préstamo, aparte del lastre que eso supuso para la recuperación económica europea.

El potencial industrial de países como Francia y Alemania fue perjudicado sustancialmente. En el caso galo, el desastre de la guerra se cebó con su tejido industrial, lo que redujo su riqueza en un 30%. Alemania se llevó la peor parte, y como consecuencia, a nivel europeo, la producción industrial y agrícola obtuvieron una drástica reducción en cuanto a sus rendimientos.

A nivel de la diplomacia, la I Guerra Mundial sentará ya las bases de la Segunda Guerra Mundial. Cosa que ya veremos en el siguiente artículo con más detenimiento.

Escuchad la siguiente canción de Los Ilegales, un grupo de rock español de los 80, sobre lo que significa la guerra. Espero que os guste.

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