martes, 12 de enero de 2010

Francisco de Goya y Lucientes (1763-1828) (III)

Con este artículo de hoy, terminamos el repaso a la vida y a la obra del pintor zaragozano, que nos ha servido como ilustración para los episodios vividos en España a principios del siglo XIX.

En 1808, estalla la Guerra de Independencia y Goya se ve atrapado por una encrucijada muy difícil de evitar. Por un lado, observa cómo el ejército de Napoleón, que se suponía traía los aires del liberalismo, asesina a sus compatriotas, mientras que al mismo tiempo, las medidas que se tomaban bajo el poder de José Bonaparte le parecían la antesala de la España nueva e ilustrada que deseaba. En este sentido, y a partir de aquí, el arte de Goya refleja estos momentos de confusión. Nace la violencia en sus cuadros, un estallido de violencia que se mantendrá hasta el final de sus días, como algo presente en sus obras, y que dará un vuelco por completo a toda la obra pictórica del artista hasta entonces.

En estos primeros momentos de la Guerra, Goya realiza "El Coloso", al menos, según indican algunos especialistas.

La polémica de "El Coloso" de Goya.
En los últimos años, las dudas sobre el verdadero autor de este cuadro se han disparado de tal manera que ahora mismo, saber si Goya fue el creador de este lienzo es algo confuso. Por una parte, la Jefa de Conservación de Pintura del siglo VIII, Manuela Mena, realizó un informe para el Museo del Prado que rechazaba de plano que "El Coloso" fuese obra de Goya. Sus razones eran varias, y os las expongo ahora:
a)Falta de rigor técnico, acompañado de dificultades que eran poco comunes en Goya, como la distribución y el dominio del espacio en el cuadro o en la expresión del rostro de éste.
b) Es posible que las iniciales A.J que se encuentran en el lienzo indiquen la autoría de un discípulo valenciano de Goya, llamado Asenjo Juliá, quien intentó emular a su maestro, empleando las obras de los soldados franceses retratados por Goya en el rostro del coloso.
Sin embargo, otros especialistas, como Neil Glidding, profesor de la Universidad de Londres, reaccionaron en contra de este informe indicando grosso modo que:
a)El cuadro encaja perfectamente en su composición con la posibilidad de que Goya realizase una estampa previa en bronce del coloso.
b)En 1874, se practicó una restauración de la obra que posiblemente alterase algunos modos de la pintura original.
c)El informe de Manuela Mena no se basa en suficientes informes técnicos como para desmentir la autoría de Goya.
Así que como profesor, me limito a daros ambas opciones y vosotros decidís.

Es por esta época cuando Goya inicia una saga de bodegones poco usuales. Por ejemplo, "Bodegón con cabeza y costillas de cordero", en el que los trozos de carne y huesos dan la sensación al espectador de crudeza y violencia (recalcada por la cabeza cortada). La sangre de color rojo impacta y realza sobre el color crema de las grasas, provocando un contraste angustioso.

Los Desastres de la Guerra (1810-1812).

En pleno apogeo de la Guerra de Independencia, Goya asiste como si fuera un reportero actual a los desmanes de los combatientes. Es testigo ocular en muchas de las obras que va a presentar en su nuevo ciclo de grabados conocido como "Los Desastres de la Guerra", llegando incluso en ocasiones ha especificar en las cartelas "Yo lo vi". Se presentan figuras retorcidas y desencajadas, que protagonizan episodios de gran crueldad y violencia, sin contemplaciones ni censuras: cuerpos amputados, muertes a garrotazos, empalamientos... Esto influye de una manera trágica en el ya atormentado Goya. EN este sentido, podríamos citar a modo de ejemplo "Carretas al cementerio", en el que personas del pueblo acarrean con los cadáveres que encuentran por la calle y los suben a carros.

Pero no sólo este pesimismo existencial sobre la condición humana y la maldad quedará reflejado en los grabados. Un conjunto de telas entre 1812 y 1814 para la Academia de Bellas Artes de San Fernando representa la cara más sucia y oscura de la sociedad de su tiempo. Ridiculiza a la Inquisición en "El Tribunal de la Inquisición", en "La procesión de los disciplinantes" se mofa de las manifestaciones de religión populares, e incluso destruye las fiestas del pueblo como "El Entierro de la Sardina". En el aspecto técnico, los rostros son máscaras, las formas difuminadas y comienza a existir una tónica que será característica de Goya que será el feísmo, como tendencia a la búsqueda de lo más grotesco y desagradable en cualquier forma de manifestación artística.

Goya patriota (1814).
Con la victoria de España sobre las armas francesas, Goya se da cuenta de que entre los vencedores, la percepción que se tiene sobre él es la de un afrancesado o traidor que se echó en brazos de Napoleón y sus soldados. Por tanto, y como ya hizo años atrás, reaccionó rápidamente, ofreciendo la posibilidades de realizar dos cuadros de temática patriótica: "Los Fusilamientos del 2 de Mayo" y "La Carga de los Mamelucos". En estas obras, se puede respirar un aire romántico pictórico que lo une, lo enlaza, a otros autores de Delacroix, en la manera de componer las escenas, del dramatismo, del empleo del color y las texturas para resaltar las escenas más importantes.

La Quinta del Sordo (1819).

Sin embargo, la suerte de Goya empeora. La situación con Fernando VII, monarca absolutista, empeora y el artista opta por retirarse a una quinta situada cerca del río Manzanares. Allí, comienza una relación con una mujer treinta años menor que él, y se sumerge en un viaje de paranoia y de surrealismo (entendidos bien), que van a producir "Las Pinturas Negras". Quizás, como dije antes, Goya ya había experimentado con obras como "El Tribunal de la Inquisición" o ""El entierro de la Sardina", pero es ahora cuando lleva la expresión de éstas su máximo exponente.

El negro, la ausencia de color, es empleado ahora por Goya como un color más. Para que armonicen, opta por reducir la tonalidad de los colores que emplea, para resaltar aún más esa atmósfera opresiva. Se emplean ocres podridos, negros espesos... las pinceladas son gruesas y deshilachadas. Las figuras se deshumanizan hasta tal punto que representan otros sentimientos más que lo que son. Por ejemplo en "Saturno devorando a sus hijos", encontramos una clara muestra del terror, del miedo en estado puro: la cara desencajada de Cronos, el cuerpo mutilado del niño cuya sangre asoma por los rebordes de sus carnes blancas desgarradas, el cuerpo enflaquecido y enfermizo de Saturno, el pelo mugriento y desordenado... y ese omnipresente no-color que realza el conjunto. Otras obras de esta serie serían "Lucha a Garrotazos", "Las Parcas" o "Dos Viejos comiendo Sopa".

Goya en Burdeos.
Finalmente, Goya, ya mayor decide pasar el resto de sus últimos días en Francia, en la localidad de Burdeos. Allí experimenta con algunas novedades técnicas, como la pintura sobre miniaturas de marfil, o perfecciona otras como la litografía que había empleado años atrás en "La Tauromaquia". La vida le depara la sorpresa de que su ahijada Rosario, pequeña, tiene un don innato para la pintura. Quizás esto haga que el pintor, después de tanta violencia y pesimismo, realice una última pintura, conocida como "La Lechera de Burdeos". Para algunos autores, fue la primera obra impresionista que se realizó en Francia, pero no podemos dejarnos engañar, puesto que posee dejes propios del último Goya: estrías en la pincelada, pinceles rotos, manchas...

Sobre 1826, Goya pide a Fernando VII su retirada como pintor real y liquidación de haberes, recibiendo una pensión por ello. Finalmente, en la noche del 15 al 16 de Abril de 1828 muere nuestro artista.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Toda la documentación sobre la pintura de Francisco de Goya, El coloso

http://sites.google.com/site/franciscodegoyaelcoloso/

Es un espacio digital dedicado a la publicación de estudios y opiniones razonadas sobre el proceso de descatalogación de El coloso como obra de Goya por parte del Museo del Prado.

Antonio Miguel Martín Ponce. dijo...

Muchas gracias por la aportación, Anónimo. Espero que sirva para fomentar el debate intelectual sobre la autoría del cuadro.

Reciba un saludo.

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