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1905. Salón de Otoño del Gran Palacio de París. Artistas, críticos y agentes de arte se dan cita para contemplar las novedades artísticas del modernismo que se suceden en aquellos momentos de principios del siglo XX. Sin embargo, en la sala VII, esperan a ser vistos por los asistentes una gama de obras que tienen como nexo común un fuerte colorido y una iconoclastia espectacular que romperá con todo lo hecho hasta ahora en la pintura occidental. Los nombres de los artistas: Mattise, Vlaeminck y Derain son las cabezas visibles del espectáculo. Los asistentes, cuando entran en la sala,salen escandalizados por lo que han visto, calificándolo como alejado del buen gusto y decadente. El crítico de arte Louis Vaucelles calificará el Salón de Otoño de ese año como "Donatello entre las fieras". Ese último término, fieras, en francés se conoce como "fauves".
Había nacido el fauvismo.
El ambiente artístico de comienzos del siglo XX era repetitivo y monótono. El academicismo clásico burgués había adormecido el espíritu artístico, limitándose a reiterar hasta el infinito modelos, composiciones y estructuras compositivas, sin ningún tipo de innovación y avance. Era un arte políticamente correcto que a excepción de la irrupción del Impresionismo, se había asentado sin oposición en las clases pudientes de la sociedad industrial. Frente a ellos, una generación nueva de artistas, que empezando por el Fauvismo y el Expresionismo después, desarrollarán nuevos estilos pictóricos como el Surrealismo, el Cubismo, el Hiperrealismo, el Futurismo... No hace falta ser un lince para saber que todos terminan en el sufijo -ismo, creándose así una etiqueta para poder englobar dentro de ella esta exhuberancia artística.
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En 1908, Mattise realizará su primera exposición fuera de París, en la Quinta Avenida de Nueva York, exportando este nuevo arte rompedor. Sus obras más famosas son múltiples como "Lujo, Calma y Voluntad" o "Una ventana abierta". En el caso de la primera, está clara la influencia del Impresionismo en la técnica, pero no es su finalidad y el resultado, ya que la pincelada es dura, consistente y las manchas de color son puras en su cromatismo. Sin embargo, las obras más ilustrativas de Mattise será "La Señora Mattise" o "La Mujer de la Raya Verde", en la que el artista experimenta de refilón con principios del cubismo, como la ruptura del plano en planos poligonales. Fijémosnos en el rostro, cómo los colores puros verdes, azules y rojos contrastan fuertemente entre sí, hasta el punto de quebrar la cara en dos partes diferentes. Otra de sus obras más reconocidas fue "La Danza", donde las figuras se mueven de manera grácil pero sin perder vigor y fuerza. Es muy claro, además, el uso que del fondo realiza el artista: se reduce a planos simples de color (influencia de Gauguin).
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André Derain (1880-1954) quizás fue más influenciado por Gauguin como así podemos ver en "La Bailarina", o por el Impresionismo, como el "Puente de Charing Cross". Más tarde, experimentó con la escultura, llegando a diseñar ropa.
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