sábado, 17 de enero de 2009

Lorenzo Ghiberti (1378-1455)

Ya vimos anteriormente que la capital del Quattrocento italiano fue Florencia. Y en el caso de la escultura observaremos que es esta disciplina artística la que más prontamente comienza a tomar forma y asumir nuevos modelos figurativos y artísticos. Arrancando de la influencia de la escultura gótica, viva, en la que las figuras interactuan entre sí, hablan en "divina conversazione" y poseen una actitud más natural, amable y cercana a los creyentes. A pesar de que en Italia el gótico no había calado demasiado en su forma más pura, sí es cierto que gran parte de las novedades escultóricas del gótico van a influir en los primeros escultores florentinos, caso sobre todo de Ghiberti. A esa influencia gótica también se le añadirá, evidentemente, el propio pasado clásico de Italia, en la que los sarcófagos romanos tendrán un papel relevante.

Lorenzo Ghiberti se presentará al concurso que tuvo lugar en 1401 para adornar la segunda puerta del baptisterio de la Catedral de Santa María de las Flores (las primeras puertas fueron realizadas por Andrea Pisano en 1336). Ganará el concurso, imponiéndose a nombres como Jacopo Della Quercia (del que realizaré un nuevo artículo próximamente) o Philippo Brunelleschi, Ghiberti aportará un soplo de aire nuevo en la escultura y concretamente en el relieve, con sus trabajos. Sucesor claro de las tendencias góticas de la escultura anterior (Giotto o Pisano), el éxito de su trabajo le proporcionará más adelante encargarse de la realización de la Tercera Puerta (la conocida como "Paraíso" entre 1425-1452).

¿Qué aporta Ghiberti para ser tan interesante para los estudiosos del Arte?. Varias cosas. La primera es que comienza a desarrollar un estilo que se basa en el ilusionismo de las escenas que representa, dándoles a todo el conjunto una trascendencia que va más allá de lo que son las mismas escenas. Por otra parte, el preciosismo de su trabajo, basado en la estilización de los ropajes de sus figuras y la aplicación de técnicas pictóricas en cuanto composición y jerarquía de personajes en sus esculturas. Sin embargo, lo que realmente atrae de las obras de Ghiberti es el éxito de su capacidad para profundizar en las escenas, mediante el empleo de arquitecturas o elementos naturales, o también, la misma disposición en gradación de las figuras desde el primer plano hasta los planos posteriores, lo que acentúa la sensación de profundidad y cumple los principios de la perspectiva lineal.

El tema con el que ganó Ghiberti el concurso fue "El Sacrificio de Isaac", presentándolo en un formato cuadrilobular. Hecho en bronce, y de unas dimensiones de 45x58 cms, podemos observar que la composición mantiene aún herencias góticas, como por ejemplo, la curva del cuerpo de Abraham y la forma un poco abrupta y encorsetada de presentar los paisajes, mientras que al mismo tiempo, aporta volumen y nuevos modelos (como el mismo Isaac). Con su triunfo en el concurso, Ghiberti podrá comenzar a fundir la nueva segunda puerta del Baptisterio (que le llevará unos veinte años de su vida), recogiendo escenas evangélicas vistas desde el prisma de un artista cuyo estilo va mutando al mismo tiempo que trabaja en sus obras. Estas segundas puertas tendrán 14 cuadrilóbulos en cada sección de puerta (dispuesto en dos hileras de siete escenas, de contenido cabalístico), que unidas a las de la otra sección, dan 28 cuadrilóbulos en total.

Más tarde, se le encarga la realización de la tercera puerta del Baptisterio(segunda puerta hecha por Ghiberti), conocida como "Paraíso". Ghiberti, como apunté anteriormente, usa muchos elementos novedosos, entre ellos destaca la pintura romana como mayor influencia. Fabricada en bronce, la puerta del Paraíso presenta doce cuadrados dispuestos en dos filas parejas de seis, rodeados de decoración en sus contornos. Fijáos cómo las figuras son activas, llevan a cabo varias acciones al mismo tiempo, van caminando hacia el punto más alejado en el interior de la perspectiva del panel, introduciendo elementos como árboles para aumentar la sensación de profundidad. Si podéis acercaros un poco, podríais observar que las figuras del primer plano, al igual que otros elementos inanimados, poseen los contornos muy precisos y marcados, pero conforme nos alejamos del primer plano para ir hacia el interior, observaremos que dichos límites y contornos se hacen más difuminados e imprecisos.

Como podréis comprender, gran parte de la vida de Ghiberti la ocupó la realización de estas magníficas obras que hemos estudiado. Será además, maestro de otros grandes genios que estudiarían en su taller. Por ejemplo, el próximo de nuestros artistas a estudio: Donatello.

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