lunes, 3 de noviembre de 2008

La Arquitectura Islámica en España.

Es necesario, antes de comentar la arquitectura islámica a través de los edificios más importantes que han llegado hasta nosotros, describir cuáles son sus aspectos técnicos.

La arquitectura islámica se caracteriza por ser una miscelánea de diversos estilos artísticos anteriores, tamizados y pasados por la óptica particular del Islam, con especial relevancia en la cuestión decorativa. Así, podemos observar en la arquitectura islámica la presencia de elementos sustentantes de época romana (por ejemplo, las columnas de las arquerías de la Mezquita de Córdoba), uso de elementos sustentados como las dovelas bicolores rojo y blanca (influencia bizantino), arcos de medio punto y de herradura (éste último herencia visigoda) o algunos elementos más de origen bizantino, como los capiteles en avispero que podemos observar en el palacio de Medina Azahara muy semajante a otros de San Vital de Rávena.

Sin embargo, el elemento característico del Islam propiamente dicho es su forma de decorar los elementos arquitectónicos. Por el exterior, podemos observar simplicidad de formas (por ejemplo, de nuevo los muros de la Mezquita de Córdoba), pero en su interior un fino trabajo decorativo ya sea basado en motivos vegetales (ataurique), escritura epigráfica (versículos del Corán), escritura khúfica y el uso de motivos geométricos en lacería, muy habituales en zócalos. Así mismo, destacar el empleo de cerámicas vidriadas o mocárabes, muy usadas en interiores de cúpulas o en zócalos.

En el caso de la Mezquita de Córdoba, fue comenzada a construirse en tiempos de Abd-Al-Rahmán I en el siglo VIII. Edificada sobre una antigua ermita visigótica, el edificio religioso creció conforme las exigencias de una gran urbe como fue la Córdoba islámica, sobre todo en su época califal, así también lo hicieron. Es por esto que se llegó hasta una capacidad máxima de 25,000 creyentes para la oración. Conocida por su "bosque de arcos", las naves que conforman el "haram" o lugar de rezo, se sustentan en una hábil combinación de arcos de medio punto en su parte superior, sustentados por pilastras que parten del arranque de arcos de herradura, que descansan sobre columnas de origen romano. Sin embargo, la curiosidad más relevante de la Mezquita de Córdoba es que el Mihrab (lugar de máxima importancia)no es el centro de la quibla o muro orientado hacia la Meca, como es habitual. Esto se debe a que en tiempos de Al-Mansur (Al-Manzor), la mezquita, por razones técnicas y de espacio, tuvo que ser ampliada varias naves en dirección a Levante, lo que descolocó el mihrab.


La Alhambra de Granada es un ejemplo de palacio musulmán situado en un enclave estratégico dominado por un alcazaba. Impulsada por la dinastía Nazarí, en los siglos XIV y XV, la construcción de este soberbio palacio se basó en dos partes principales: palacio de Comares y el de Los Leones. Así mismo, en base a dos grandes patios (Arrayanes y Leones), en torno a ellos se articulaban palacios, espacios abiertos, miradores hacia el valle, grandes salones o espacio para más jardines anteriores. Es muy importante valorar el juego de luces, sombras, agua y efectos visuales del mocárabe, que hacen de todo el conjunto arquitectónica una auténtica delicia.


Los Reales Alcázares de Sevilla
son otra muestra de construcción defensiva musulmana desarrollada en tiempos de los almohades, teniendo un gran desarrollo con el estatus de Sevilla como capitalidad del Imperio Almohade (siglos XII-XIII). Dispone de un perímetro amurallado sobre partes de origen anterior a Roma según últimos estudios, rematada por merlones piramidales típicos almohades. El interior de los Reales Alcázares obedece claramente a la distribución de la residencia musulmana, aunque la reconquista cristiana supuso sobre todo una mayor influencia de los cánones cristianos. Por ejemplo, el Patio de las Doncellas, una buena muestra de arte mudéjar sevillano, pero sobre todo, citar la famosa cúpula dorada del Palacio de Embajadores.

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