Pasado el tiempo, en el siglo XIX, coincidiendo con el desarrollo de los nacionalismos y las esencias de los pueblos, los historiadores románticos se interesaron muchísimo por el arte gótico. De hecho, podríamos citar a Caspar Friedrich, pintor romántico alemán, cuya obra más celebre, "Cementerio Nevado", está protagonizada por un inmenso arco ojival que domina la composición. El Gótico supone novedades en todas las disciplinas artísticas, sin las cuales, es muy posible que el Renacimiento no se habría desarrollado de la manera en que lo hizo. Es decir, observando las pinturas de Giotto o los primeros Flamencos, podríamos observar cómo se están anunciando técnicas pictóricas que tendrán una importancia capital en los tiempos posteriores, siempre hacia un perfeccionamiento. O, en el campo de la arquitectura, podremos observar cómo se emplean razonamientos matemáticos que acercarán a los maestros arquitectos a los principios matemáticos y físicos que después serán todavía estudiados hoy día en las Facultades de Arquitectura. No quiere decir esto que en el Gótico encontremos el cúlmen de las disciplinas, pero sí podríamos decir que es en este estilo artístico donde se ponen en juego numerosas técnicas sin las cuales la Historia del Arte Occidental no sería la misma.
El Gótico es un arte occidental, que desarrolló sobre las zonas donde anteriormente el románico había tenido una gran difusión, y que amplió sus dominios incluso en zonas menos receptivas para el Románico. Incluso en la siempre difícil Italia para estilos ajenos a este país, podremos encontrar presencia como las Catedrales magníficas de Siena o de Milán. En España, observaremos las catedrales de Barcelona, Burgos, León e incluso la de Sevilla. En la próxima entrega de arte gótico, analizaremos la época histórica y el significado de este estilo artístico.
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