Hasta nosotros ha llegado la palabra "gótico" para referirnos concretamente a un aspecto de la literatura y de plasticidad que nos recuerda a la oscuridad, ambientes tétricos y siniestros. Sin embargo, el arte gótico es un arte donde la luz tiene una enorme importancia, debido a que Dios es la luz, y la luz es símbolo de Dios. Por eso, se busca que en el interior de los edificios, como las catedrales, la luz ocupe todo el espacio y de ahí, por tanto, la necesidad de realizar en los muros grandes secciones de vidrieras que permiten un juego de luces de diferentes colores que sorprende y maravilla al creyente. Es por esto por lo que quizás, la acepción de gótico que hoy en día tenemos en mente no sea tan coincidente con su sentido medieval originario.
¿Por qué? Los historiadores del Arte italianos (Giorgio Il Vasari, para más señas), consideraron todo arte alejado de los modelos clásicos como artes brutos, propios de pueblos góticos que arrasaron la civilización romana en los siglos V y VI d.C. Nos referimos por góticos a los pueblos visigodo (Alarico, quien asoló Roma por primera vez desde los primeros tiempos en lo que lo hicieron los galos) y ostrogodo (Teodorico). Este arte, para los cánones italianos, era un arte soez, basto, marcado por grandes elementos ajenos a la armonía y la perfección, recargado y por supuesto, carente de elegancia. De la misma manera que hoy en día cuando decimos que algo es "medieval", dándole un significado peyorativo, en la Historia del Arte, durante mucho tiempo, "gótico" sería empleado para aquellos estilos alejados del clásico.
Pasado el tiempo, en el siglo XIX, coincidiendo con el desarrollo de los nacionalismos y las esencias de los pueblos, los historiadores románticos se interesaron muchísimo por el arte gótico. De hecho, podríamos citar a Caspar Friedrich, pintor romántico alemán, cuya obra más celebre, "Cementerio Nevado", está protagonizada por un inmenso arco ojival que domina la composición.
El Gótico supone novedades en todas las disciplinas artísticas, sin las cuales, es muy posible que el Renacimiento no se habría desarrollado de la manera en que lo hizo. Es decir, observando las pinturas de Giotto o los primeros Flamencos, podríamos observar cómo se están anunciando técnicas pictóricas que tendrán una importancia capital en los tiempos posteriores, siempre hacia un perfeccionamiento. O, en el campo de la arquitectura, podremos observar cómo se emplean razonamientos matemáticos que acercarán a los maestros arquitectos a los principios matemáticos y físicos que después serán todavía estudiados hoy día en las Facultades de Arquitectura. No quiere decir esto que en el Gótico encontremos el cúlmen de las disciplinas, pero sí podríamos decir que es en este estilo artístico donde se ponen en juego numerosas técnicas sin las cuales la Historia del Arte Occidental no sería la misma.
El Gótico es un arte occidental, que desarrolló sobre las zonas donde anteriormente el románico había tenido una gran difusión, y que amplió sus dominios incluso en zonas menos receptivas para el Románico. Incluso en la siempre difícil Italia para estilos ajenos a este país, podremos encontrar presencia como las Catedrales magníficas de Siena o de Milán. En España, observaremos las catedrales de Barcelona, Burgos, León e incluso la de Sevilla.
En la próxima entrega de arte gótico, analizaremos la época histórica y el significado de este estilo artístico.
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