lunes, 31 de enero de 2011

El pergamino: fabricación.

Si habéis leído los comentarios del artículo pasado sobre el pergamino, la cuestión que se repartía en ambas aportaciones de los lectores radicaba en el fondo en el coste que significaba producir pergamino. Y en efecto, fue así. Sólo tenéis que imaginaros una sociedad preindustrial como la de los tiempos medievales, que no conocía ni por asomo conceptos como fabricación en cadena o fabricación en serie. Todo se producía de manera artesanal, y el pergamino no iba a ser una excepción. Era necesario el sacrificio de muchas cabezas de ganado, lo que suponía perder fuerza motriz y fuentes de alimento básicas. Por otra parte, la mano de obra que requería el tratamiento del pergamino era obligatoriamente especializada, y consecuentemente, cara. Se requería una buena conjunción de materiales de calidad y maestría, lo que remataba el precio final en un alto coste. Ésa es una de las razones por las que los amanuenses medievales aprovechaban casi la totalidad de los pergaminos sobre los que escribían, ya fuese añadiendo notas al margen, reduciendo el tamaño de las letras, inventando o incorporando abreviaturas para reducir gasto (¿a que os creíais originales con los textos de los sms?) y en situaciones extremas (habituales), raspar los escritos antiguos para reaprovecharlos por caso de necesidad urgente.


Hay diversos métodos de fabricar pergamino, casi tantos como regiones productoras. Dependía en exclusiva del talento y los requisitos que el artesano imponía a sus clientes en cuanto a materiales y componentes. En pos de la claridad, pondré los pasos básicos comunes a toda esta variedad que os comentaba.


1) Se elegía pieles de oveja o de ternera, ya que presentaban la ventaja de que podían ser escritas por ambas caras. Varios aspectos a tener en cuenta, como la naturaleza y la edad del animal, ya que de éstos dependían otros rasgos como flexibilidad, dureza, blandura, blancura, color o la presencia de granos pilosos. En el caso de piezas extraídas al ganado bovino, se prefería la de los ejemplares jóvenes porque era más manejable.

2) La piel extraída se sumergía en un generos baño de cal mediante tenazas, lo que le confería cierta blancura extra. Más tarde, esa pieza se estrujaba y estiraba varias veces para extraer sangre e impurezas que llevase aún la piel.

3) El ejemplar era dispuesto en un caballete, en el cual se rasuraba con tijeras y cuchillos de filos apropiados para el tipo de pergamino a confeccionar. De esta manera, se garantizaba que el pergamino perdiese mal holor, partes negras y células pigmentarias que afeaban su superficie.

4) La piel es sometida a un baño de agua caliza un día entero y repasada con el cuchillo. La superficie del pergamino adquiere una textura suave, apta para teñirse con la tinta.

5) La pieza se lleva a continuación a un bastidor, que se tensa para que el artesano con un cuchillo especial repase de nuevo usando gran fuerza los posibles restos de granos pilosos. Para esto, era más agradecido trabajar piel procedente de lomo, vientre, omóplatos y traseros, que era más seca de grasas.

6) Tras todo este proceso, obtenemos una pieza cuyas células han sido reordenadas por la tensión del bastidor y limpiar por el empleo de la cal, yeso y creta. En esta fase, el pergamino se dispone sobre un jergón de paja para ser rascada de nuevo. Interesante el hecho de que los residuos generados ahora no se desperdician, sino que se mezclan con otros componentes para formar la cola con la que se pegarán los pergaminos en los códices.

7) El pergamino es tratado con piedra pómez o semejante material. De esta manera, las tintas ganaban mayor adherencia sobre la superficie del pergamino.

En el caso de pergaminos dirigidos a formar partes de códices, el proceso (que ya habréis comprobado que es harto laborioso) se hacía aún más lento, puesto que se solían elegir las zonas del cuello y de los miembros del animal, aunque fuesen más fáciles de romper. Además, el proceso de limpieza era más exigente, puesto que la escritura de un códice debía ser limpia y fácil de realizar.


Después de esto, no os extrañará por tanto que aprovecharan al máximo los pergaminos para la escritura, ¿no?.

Por cierto, os invito que veáis este magnífico vídeo que seguro que suscita debate entre vosotros. Actualmente, muchos critican el empleo de nuevas tecnologías apostando por el papel, pero...¿qué pensarían en la Edad Media con el pergamino en comparación con el papiro de la Antigüedad?

Aquí tenéis.

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