miércoles, 20 de octubre de 2010

Consejos para oposiciones (IV): el primer examen.

Por regla general, y como característica común, los procedimientos selectivos disponen de una parte referente a la realización de una prueba escrita. Dicha prueba escrita varía en función de la temática del procedimiento al que el opositor concursa. En el caso del acceso a Profesores de Secundaria consiste en el desarrollo de un tema concreto en un tiempo determinado.

Por regla general, éste es el examen que muchos opositores desestiman, centrándose más en la defensa de programaciones y unidades didácticas. Pero en realidad, es la llave que abre la puerta al éxito. Si el nivel en la segunda parte (oral) es alto, difícilmente se puede destacar, y en líneas generales, esto suele ser así pues las Academias prepararan a sus opositores muy bien en este sentido, aunque como ya dije anteriormente, eso da como resultados pobres y monótonas exposiciones que siguen todas un mismo patrón. Así las cosas, si en la segunda parte sucede eso, lo mejor será esforzarse en el examen escrito y arrascar puntos de donde podamos, obteniendo notas altas.

ANÁLISIS DEL TEMARIO.
En el momento que una persona decide convertirse en opositor, el primer pensamiento y lo primero que se busca es el temario. ¿Cuántos temas lo componen? ¿Cómo es la temática?. Sin embargo, pasa inadvertido el estudio pormenorizado del temario, obedeciendo a varias ideas claves:
- Temas de mayor contenido y desarrollo.
- Temas más manejables.
- Temas afines: me refiero con estos a los temas que por su naturaleza ecléctica pueden tener enlaces con otros temas anteriores, y que en resumen, con el estudio de esos otros temas, podemos elaborar un tema nuevo diferente.

PREPARACIÓN DEL TEMARIO.
He visto por Internet abundancia de programas online que calculan la tasa de probabilidades de que toquen temas que has estudiado o no. Me parece bien, es lógico, pero en un tema tan serio como las oposiciones, no creo que sea de recibo jugar a la lotería. Es habitual jugar con las probabilidades, pero no olvidemos que son eso, probabilidades. Y que la única manera de jugar contra el azar es reducir el margen de aleatoriedad.

Eso nos conduce a: estudiar todo el temario.

Es posible que algunos de los lectores disientan de mi consejo y lo vean una locura. Se tiene una ocupación laboral, una familia, una vida más allá de la oposición y sería de necios dudarlo, pero quizás por todo eso, yo creo que es lógico intentar rentabilizar todo ese esfuerzo de uno o dos años, llenos de sacrificio, con que al llegar el día del examen, tenga todas las cartas (mejor o peor, pero todas) y pueda defenderme y sacarle rendimiento. Hay opositores que se marcan una cifra antes de empezar (35-40 temas de promedio), pero todos sabemos que cuando queda un mes o dos, la gente intenta estudiar algunos más. El problema es que se estudian mal, sin un método o siguiendo a pies juntillas las indicaciones de la toda poderosa Academia. En esta vida hay tiempo para todo, y un ritmo continuado es nuestro aliado.

EL RITMO CONTINUADO.
¿A quién no le ha ocurrido que cuando va a opositar, hay otros compañeros que te indican que estudian una media de doce horas al día? Bien, habría que analizarlo seriamente. Doce horas, como ocho, son tiempo perdido, generalmente porque excepto en casos contados, esas doce horas engloban dentro de sí desayunos, salir a fumar un cigarro, charlar en el descanso con otros opositores... es decir, que se pierde la concentración.
Personalmente, mi consejo es "el ritmo continuado". Una apisonadora es lenta, pero inexorable. Cualquier objeto encima del asfalto caliente es destrozado y aplastado. Pues bien, el opositor tiene que llegar a una estrategia que le permita estudiar TODOS LOS DÍAS una media de cuatro horas diarias. Y cuando digo TODOS LOS DÍAS, DIGO TODOS LOS DÍAS. Excepto en festividades u otros momentos en que no se pueda a lo largo del año o dos años de estudio, el opositor debe estudiar todos los días. Estudiar doce horas u ocho hoy, pero mañana dos, y pasado ninguna porque es fin de semana, no rentabiliza nuestro esfuerzo a la hora de la verdad. La apisonadora debe seguir hacia adelante siempre, aunque nos bajemos cada cierto tiempo del asiento y rellenemos de gasolina el depósito. Como ya os indiqué, aquí juega una gran baza el aspecto psicológico que comenté ya en el anterior artículo.

ELABORACIÓN DE TEMARIO.
El opositor suele escoger un temario o el temario proporcionado por la Academia y lo estudia. Eso está bien, es ir sobre seguro. El problema estriba en que con que otros treinta opositores hagan lo mismo, su estudio quedará soterrado por la igualdad de nivel y su esfuerzo será igual a nada. Otros opositores buscan temarios vía online o de otras convocatorias anteriores. Está bien, pero...

No nos sirve para destacar.

Y eso, como ya os he dicho en otros artículos, puede significar sacar plaza o no. Recomiendo especialmente a los opositores que se preparen sus propios temas, que los hagan suyos, que los APREHENDAN, es decir, hacerlos suyos porque ellos mismos los han preparado. ¿Os suena el aprendizaje significativo? ¿Por qué no aplicarlo? Al construir nuestro propio conocimiento, basándonos en un temario base o un manual base, podemos ampliar nuestro estudio en diversas direcciones empleando otras obras o temarios diferentes, unificándolos todos bajo nuestro criterio. Como os dije, un guitarrista experto encarga guitarras hechas a su medida para su trabajo.

SABER ESCRIBIR, SABER REDACTAR.
Aquí llega la hora de la verdad: hay un cierto número de opositores que no saben redactar un texto correctamente. Carencias de estructuración de ideas principales y secundarias, distribución de espacios y tiempos en la creación del texto, citas de autores referenciales, faltas de ortografía, mala calidad e ilegibilidad de letras, carencia de márgenes, acentuaciones de palabras... son detalles que son fundamentales porque pueden aumentar o descender nuestra calificación de la prueba.

Recomiendo a los opositores que aprendan a redactar escribiendo bien. Por eso la cuestión de prepararse uno el mismo temario, porque obliga a eso precisamente, a redactar nuestro trabajo y estructurar nuestro pensamiento.

Posibles ayudas:
- Elaboración de mapas conceptuales de los temas estudiados.
- Desarrollo de los mapas conceptuales mediante redacciones.
- Desarrollo de fragmentos concretos del temario, extendiendo causas, consecuencias y conclusiones.
- Unión de diferentes ideas entre sí procedentes de diversos temas del temario estudiado y puesta en común mediante redacción.

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