jueves, 18 de febrero de 2010

La I Guerra Mundial: desarrollo.

La I Guerra Mundial fue un conflicto bélico sin precedentes en la Historia de la Humanidad. Iniciada en 1914, sería el primer plato de un violento siglo que se presuponía que debía ser el siglo del progreso y el avance definitivo del género humano, dando paso a una larga etapa de paz y prosperidad. Tradicionalmente, siempre se ha apuntado a los tiempos medievales como siglos de oscuridad y violencia, acusándose al siglo XIV de ser el siglo más trágico, por el desarrollo de la Guerra de los Cien Años. Pero deberíamos reflexionar. Entre la I Guerra Mundial y la II Guerra Mundial, que acaecerá unos veintiún años más tarde, encontrarán la muerte unos cincuenta millones de personas e innumerables heridos y pérdidas materiales. Y eso sólo entre ambos conflictos, sin sumar los cientos de guerras menores de este siglo.

La I Guerra Mundial en principio, no tenía un carácter mundial. De hecho, para muchas regiones del mundo, era una Guerra Europea. Esto es cierto, puesto que sus protagonistas (Alemania, Rusia, Francia, Gran Bretaña, Austria-Hungría...) pertenecían al Viejo Continente. Sin embargo, las posesiones coloniales de cada uno de los contendientes, en mayor o menor medida, expandieron el conflicto por todo el orbe. Además, una de las peculiaridades de la I Guerra Mundial sería su capacidad para involucrar a países que hasta entonces, habían permanecido en un aislamiento internacional buscado concienzudamente, y que ahora, se veían obligados a participar (como fue el caso de EE.UU).

El conflicto que comenzamos a estudiar fue una guerra a la que suelo referirme en mis clases como "a medio camino". Me refiero con esto a que es una guerra que tiene muchos rasgos antiguos (empleo de grandes cantidades de infantería, de uso masivo de caballería, patriotismo antiguo, tácticas propias del siglo XIX...), pero indudablemente, se beneficia de los adelantos tecnológicos aplicados a la ciencia militar. Aparecen nuevos tipos de armamento. Por ejemplo, las granadas de mano o los lanzallamas, ambas armas de pequeño tamaño capaces de inflingir muchas muertes. En el caso del lanzallamas, un mecanismo sencillo de expulsión de combustible a través de una llama que lanzado sobre las trincheras provocaba un infierno de muerte. Así mismo, la primera aviación, con aviones realizados en madera, tela y algunas partes de acero (especialmente el motor), empleada para vigilar las líneas enemigas y como fuerza de bombardeo (aunque lanzase como proyectiles bloques de hierro con puntas o dagas que debían ser tiradas a pocos metros de altura sobre el objetivo). Los submarinos, invento español, se verán profusamente desarrollados y protagonizarán duros enfrentamientos navales (sobre todo entre ingleses y alemanes). La artillería era capaz de acabar con decenas de enemigos, con su fuego incesante y el impacto de sus obuses.

Sin embargo, las armas que más protagonismo tendrán en esta contienda serán la ametralladora y el gas. Un arma claramente exponente de los avances industriales: matar mucho con poco costes. Un arma capaz de disparar cientos de disparos por minuto, que provocaba grandes mortandades con un escaso número en las filas del enemigo. Por su parte, el gas, aunque era terrible, trascendió más por el efecto psicológico que por sus consecuencias en el campo de batalla. Las víctimas de gas morían de forma dolorosa a lo largo de días o incluso semanas.

2 comentarios:

Eduardo dijo...

Estos blogs de cultura me dan tanto alivio, pues sé que no sólo escriben poesía ridícula y media sino que de verdad uno puede hallar algo interesante y si viene de un especialista -eso asumo- pues mejor. ¡Viva la cultura, muerte a la indiferencia cultural!

Antonio Miguel Martín Ponce. dijo...

Muchas gracias por su comentario, Eduardo. Confío en que le siga agradando el blog y lo lea con asiduidad.

Reciba un saludo.

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