miércoles, 25 de marzo de 2009

El Impresionismo: Características Generales.


Si observamos por un momento cualquier paisaje que se encuentre ante nuestros ojos, a una distancia media, y nos parásemos a reflexionar, nos daríamos cuenta de que en realidad, lo que percibimos, no es más que una mezcla de manchas de color, desparramadas en lontananza, que nuestro cerebro se encarga de distribuir, organizar y armonizar, creando así las formas que podemos reconocer. En el siglo XIX, se desarrolla una nueva corriente artística, que inicia los famosos ismos artísticos de fines de siglo y gran parte del siguiente. Conocida como Impresionismo, en honor al primer cuadro de Claude Monet Impresiones al amanecer, este nuevo estilo busca la espontaneidad de la luz sobre los objetos, captar la manera en que incide sobre éstos. Esto supondrá novedades técnicas en diferentes apartados que iremos desgranando en este artículo introductorio.

La pincelada del Impresionismo es una pincelada larga, deshilachada, con trazados que pueden ir desde el vigor de Manet (autor que nunca se consideró impresionista así mismo)hasta la pereza de la de Dégas. Esta novedad va a fraccionar, por fuerza, las figuras que aparezcan en el cuadro, puesto que la pincelada, al no tener una precisión en su aplicación, va a presentar irregularidades que coinciden exactamente con la manera en que la luz, para el artista, puede incidir en la composición. Por cierto, que no debemos dejar de lado el tema compositivo. Alejado de los cánones academicistas que copaban los grandes Salones de Exposición de la capital francesa, las composiciones impresionistas se caracterizan por la continua experimentación, alternando figuras geométricas diversas entre sí.

El Impresionismo va a influir también en la manera del trabajo del artista, pues le va a obligar a salir de su taller a buscar la realidad y la luz concreta sobre la que quiere trabajar. No hay que ir muy lejos para poner buenos ejemplos que argumenten este aspecto. Son famosas las series de Pisarro o Monet, especialmente, este último con su serie sobre la Catedral de Rouen y las diferentes formas que ofrecía el templo según la hora del día a la que se refiriese el lienzo.

Y es que, el Impresionismo es color. El artista impresionista debe dominar el color, las teorías del color. En este enlace podéis ver un modelo interactivo del círculo cromático.. No vamos a encontrar nunca colores puros, aplicados directamente del tubo de óleo (novedad técnica que usan los artistas impresionistas). El artista TIENE que mezclar los colores, buscar tonalidades y nuevas gradaciones del color porque en la realidad natural, en lo que es el mundo real, no hay colores puros. Todo cuerpo tiende a reflejar de manera diferente la luz, y eso es lo que genera el color, pues éste, no es más que la forma en que nuestros ojos, a través de sus conos y bastones, perciben el reflejo de la luz al que me referí anteriormente. El único "color" que no podemos encontrar en el impresionismo será el negro, ya que en la cromática, el negro es simplemente "ausencia de color". El artista, si tiene que representar oscuridad, procurará encontrar tonalidades más o menos oscuras de los colores que deba emplear, pero no procederá a aplicar simplemente el "color" negro.

Hasta ahora, en la historia del Arte que hemos estudiado a lo largo del curso, hemos podido comprobar que el Arte tenía diversas funciones muy repetidas. Por ejemplo, la temática religiosa del Barroco que ya se vio precedida del Renacimiento, y si queremos, podríamos remontarnos hasta las primeras civilizaciones. O, también, la temática mítica o funcional, que podríamos observar en los frisos del Partenón de Atenea en Atenas o la distribución de los espacios urbanísticos en la ciudad romana. Sin embargo, a mediados del siglo XIX, se desarrollará un nuevo estilo artístico que dejará de lado esa temática un tanto manida, apostando por otra de carácter más cotidiano, quizás tanto, que por eso había pasado un tanto desapercibida en años anteriores. Conviene precisar que el paisaje tendrá un papel fundamental para el Impresionismo, siendo protagonista de muchas de sus obras. De hecho, al Impresionismo le acusaron sus detractores posteriores de ser un arte insulso e intrascendente.


Al mismo tiempo, tendríamos que reseñar que el siglo XIX fue un siglo de grandes adelantos técnicos, tecnológicos, sociales, políticos y económicos. En el caso que nos ocupa, debemos pensar que los avances en el campo de la óptica, desde el descubrimiento de la teoría del color, el estudio de la luz y su incidencia en la cromática... revolucionaron el mundo de la pintura porque...¿qué hay más real y perfecto en cuanto a representación de la realidad que una fotografía?. Por eso, el Impresionismo, aceptó esta situación, pero adaptándola a sus intereses artísticos. Por ejemplo, Edgar Dégas será un buen exponente de pintor que a la hora de realizar sus obras, éstas tengan un fuerte carácter de espontánea fotográfica.

¿Cuál será el país que vea el alumbramiento del Impresionismo? Francia, de manera casi total, debido a que el espíritu bohemio de fines del siglo XIX, con esa París retratada en los cuadros de Toulouse Lautrec, que será la generadora de toda una vida cultural que posteriormente, será referente para muchos artistas extranjeros (en nuestro caso, en España, autores como Joaquín Sorolla, que estudió en su juventud la pintura en París).

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